Un nuevo estudio muestra que los pastos están tomando un atajo evolutivo al tomar prestados continuamente genes de sus vecinos para crecer más, más fuertes y más altos. La investigación, dirigida por la Universidad de Sheffield, es la primera en mostrar con qué frecuencia las gramíneas intercambian genes en la naturaleza.
El proceso natural observado en los pastos, incluidos algunos de los cultivos que comemos, puede reflejar los métodos utilizados para producir cultivos genéticamente modificados. Comprender la tasa es importante para conocer el impacto potencial que puede tener en la evolución de una planta y cómo puede impulsar la adaptación al medio ambiente.