Un equipo de científicos de tres universidades de Estados Unidos ha identificado genes en el brócoli que regulan cómo se degrada el brócoli después de su recolección. Estos conocimientos son clave para ayudar a desarrollar una prueba de frescura rápida y fácil para los productos y ayudar a producir brócoli que se mantenga fresco por más tiempo, evitando un gran desperdicio alimentario.