Hasta el momento la edición genética se presenta como la única herramienta que podría originar un «café descafeinado» sin perder el sabor original. En este reportaje recomendado de Slate, la escritora científica Casey Rentz cita trabajos recientes con CRISPR para eliminar la cafeína exclusivamente en el grano, sin afectar el rendimiento agronómico de la planta. Una variedad editada descafeinada permitiría prescindir de los métodos químicos actuales, que además de ser poco eficientes, extraen también las moléculas del sabor y aroma característico del grano de café.