Las moscas blancas se encuentran entre las plagas agrícolas más importantes del mundo, sin embargo, han sido difíciles de manipular y controlar genéticamente, en parte, debido a su pequeño tamaño. Un equipo internacional de investigadores ha superado este obstáculo al desarrollar un protocolo de edición de genes con CRISPR/Cas9 que podría conducir a nuevos métodos de control para esta plaga devastadora.