Científicos indios han desarrollado la primera mostaza de bajo picor que es resistente a plagas y enfermedades. Se desarrolló mediante edición de genes con CRISPR reduciendo el nivel de glucosinolatos en las semillas, mejorando así su palatabilidad para consumidores y animales, pero aumentando la misma molécula en las hojas por su rol de defensa contra enfermedades y plagas. La mostaza tiene una mayor extracción de aceite que la soja, y este avance se suma a otros desarrollos biotecnológicos locales que buscan reducir la importación de aceites vegetales.