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Italia aprueba ensayos de campo de cultivos mejorados con las nuevas técnicas de edición genética

Los grupos políticos de Italia han votado por unanimidad para autorizar los ensayos de campo de variedades obtenidas a través de las nuevas técnicas de edición genética, conocidas como NGTs.  Esta decisión ha sido considerada como un punto de inflexión para la industria agrícola del país, afianzando la apuesta por una tecnología que se presenta como esencial para luchar contra los retos que plantea el cambio climático y para aumentar la producción de alimentos en un mundo con una población en constante crecimiento.

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Papas editadas genéticamente para mayor rendimiento podrían estar listas para el campo en 2025

Un proyecto de papa editada genéticamente tiene como objetivo aumentar la tasa de fotosíntesis en los cultivos de papa para promover el rendimiento, la eficiencia en el uso del agua y la tolerancia a la sequía. La iniciativa, conocida como PhotoBoost y ejecutada por ocho instituciones europeas, apunta a un aumento del 20-25% en el rendimiento fotosintético, lo que podría conducir a un aumento del 30% en la biomasa vegetal.

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Los desafíos de la edición genética con CRISPR en plantas, y como científicos comerciales los están abordando

Para lograr aplicaciones agrícolas mediante edición de genes, los mejoradores están enfrentando rasgos genéticos complejos, lidiando con incertidumbres regulatorias y refinando modelos in silico. Por suerte, estos desafíos están siendo abordados de manera práctica por investigadores con mentalidad comercial.

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Mientras el cambio climático amenaza la agricultura europea, se reaviva el debate sobre los cultivos transgénicos y editados genéticamente

A pesar de que el cambio climático amenaza su agricultura, Europa siguen sin aceptar los cultivos transgénicos o incluso los editados genéticamente. A pesar de la fuerte influencia de grupos de lobby ecologista y anti-biotecnología en las decisiones tomadas por los reguladores europeos, las crecientes sequías y olas de calor, sumado al auge de estas tecnologías en los demás continentes -incluyendo al reciente «descolgado» Reino Unido-, reavivan el debate para aprobar estas tecnologías en la Unión Europea.