Los datos genéticos almacenados en bancos de germoplasma confirman que el pimiento o ají, gracias a sus características flexibles (fácilmente conservado y transportable en forma seca, necesaria en cantidades moderadas para enriquecer platos, fácil de producir y a gran escala) se ha difundido junto con los primeros comerciantes intercontinentales, siendo entre los primeros ejemplos de un bien de consumo discrecional de mercado masivo que se comercializa a nivel mundial. Estas son las conclusiones de un estudio realizado por un equipo internacional en el que los investigadores del IPK Leibniz Institute jugaron un papel central, cuyos resultados ya se han publicado en la revista PNAS.