Las plantas no pueden huir de los depredadores ni buscar refugio en condiciones climáticas adversas. En su lugar, tienen que ser realmente buenas para detectar y responder a los cambios sutiles en su entorno. Eso las hace grandes candidatos para sensores. Existe todo un campo de investigación que aprovecha la sensibilidad de las plantas al medio ambiente, y podría hacer olas en todo, desde medicina hasta agricultura y seguridad nacional.