La ingeniería genética no solo tiene el potencial de ayudar a producir cultivos de mayor rendimiento, más nutritivos y con mejor adaptación climática en la Tierra, sino también generar cultivos tolerantes a radiación y microgravedad, que requieran poco uso de agua e insumos, así como mayor contenido calórico, lo cual permitirá hacer viable los viajes espaciales y colonización de otros planetas.