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Cultivos genéticamente mejorados: una herramienta biotecnológica clave para enfrentar el cambio climático

El coautor Wolfgang Busch (derecha) y el gerente de proyecto de Salk, Shane Hunt, examinan la arquitectura de las raíces de alfalfa. Foto: Instituto Salk.

Un nuevo estudio científico propone que cultivos genéticamente mejorados con raíces más grandes podrían capturar hasta siete veces más CO₂ que el actual mercado voluntario de compensaciones de carbono.

Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Dra. Daniela Faggiani Dias de la Universidad de California en San Diego, en base a modelos ha demostrado que es posible remover volúmenes significativos de dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera utilizando cultivos genéticamente modificados con sistemas radiculares mejorados. El hallazgo, publicado en la revista Environmental Research Letters, posiciona a la biotecnología agrícola como una herramienta de alto potencial en la lucha contra el cambio climático.

El estudio modela un escenario en el que cultivos como el maíz, la soya, el algodón y la canola (ya en su mayoría transgénicos en países como Estados Unidos, Brasil y Argentina) son rediseñados genéticamente para desarrollar raíces más profundas y robustas, capaces de almacenar más carbono en el suelo. Según el análisis, estos cultivos podrían remover entre 0,9 y 1,2 gigatoneladas de CO₂ al año para 2040, una cifra hasta siete veces mayor que las compensaciones de carbono generadas por el mercado voluntario en 2023.

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A diferencia de tecnologías emergentes como la captura directa de aire, que requieren infraestructura costosa y décadas para escalar, los cultivos mejorados pueden desplegarse rápidamente aprovechando las redes agrícolas y comerciales existentes. El estudio identifica una clara analogía con la adopción de cultivos transgénicos, cuya expansión en países que los aprueban ha tomado en promedio solo una década.

El investigador organiza el sistema de raíces cosechado para la recolección de datos. Foto: Instituto Salk.

“La historia de los OGM nos muestra que, cuando las condiciones políticas y regulatorias lo permiten, la innovación agrícola puede escalar con una rapidez extraordinaria”, señala Faggiani Dias. “Esto ofrece una ventaja única para contribuir con urgencia a la mitigación del cambio climático”.

Los investigadores advierten, sin embargo, que el impacto climático dependerá fuertemente de decisiones políticas. Si grandes regiones agrícolas como la Unión Europea, que hasta ahora han restringido los OGM, aceptaran estas nuevas variedades, el potencial de remoción de carbono podría triplicarse, superando las 100 gigatoneladas de CO₂ acumuladas al 2100.

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Al respecto, el Dr. Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio señaló que “Este estudio confirma el enorme potencial que tiene la biotecnología agrícola, no solo para mejorar la productividad, sino también para enfrentar el cambio climático desde el agro. En un país como Chile, donde la agricultura es altamente vulnerable a la sequía y a la degradación de suelos, avanzar en cultivos con raíces más profundas y eficientes en la captura de carbono puede representar una revolución. Pero para que eso ocurra, necesitamos un marco regulatorio moderno que permita aprovechar estas innovaciones de forma segura y oportuna».

El estudio también destaca que las técnicas modernas de edición génica (como CRISPR) podrían acelerar la aceptación social y regulatoria de estos cultivos, al permitir desarrollos más precisos y seguros, incluso sin incorporar genes foráneos.

Este trabajo pone de relieve el rol estratégico de la biotecnología agrícola para enfrentar la crisis climática. “No basta con reducir emisiones: también debemos eliminar el carbono que ya está en la atmósfera. Y la biotecnología puede ayudarnos a lograrlo desde la agricultura”, concluye la autora y Dra. Daniela Faggiani.

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