El análisis de la evidencia realizado por científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el consorcio público CGIAR concluye que los riesgos científicos de la edición del genoma son similares a los del mejoramiento genético tradicional. También recopilan una serie de cultivos importantes como arroz, papa, plátano, maíz, trigo y yuca que están siendo editados para resistencia a plagas y enfermedades en países en desarrollo.
CIMMYT / 15 de julio, 2022.- El análisis de la evidencia realizado por científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) concluye que los riesgos científicos de la edición del genoma son similares a los del mejoramiento genético tradicional: todas las nuevas variedades, independientemente de cómo se desarrollen, deben someterse a pruebas de rendimiento agronómico en un rango de ambientes.
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Los riesgos sociales consisten principalmente en que estas poderosas tecnologías pueden volverse inaccesibles para cultivos y agricultores menos comerciales si la propiedad intelectual (PI) y las políticas regulatorias las hacen costosas o difíciles de usar.
La edición del genoma ha demostrado potencial para contribuir a la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y agregar valor para los agricultores y consumidores.
Muchos países aún no están seguros de si cultivar o si regular las variedades de cultivos editadas genéticamente y cómo hacerlo. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha declarado que los cultivos editados genéticamente deben regularse como «transgénicos» en la UE para efectos normativos, decisión que podría limitar su uso en África. Por otro lado, varios países, incluidos EE. UU., Canadá, Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Kenia, Nigeria, Israel, India y Japón, han determinado que los cultivos editados genéticamente no deben regularse como transgénicos si no contienen ADN foráneo.
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Las políticas deben permitir la elección y evitar el riesgo de que las tecnologías de edición del genoma para cultivos beneficien solo a quienes pueden pagar un precio superior. Los pequeños agricultores deben tener acceso equitativo a tecnologías avanzadas, en caso de que deseen usarlas, así como información relevante y objetiva sobre su valor y cómo usarlas.