«La edición del genoma tiene el potencial de reducir insumos como fertilizantes, pesticidas, etc., aumentar el rendimiento, mejorar la nutrición y desarrollar cultivos resistentes al clima», intensificando la agricultura sin utilizar más tierra, señalan lo autores del estudio.
Cornell Alliance for Science / 13 de mayo, 2022.- África debe actualizar sus regulaciones para acomodar los cultivos editados genéticamente necesarios para intensificar de manera sostenible la agricultura y así alimentar a la creciente población del continente, según afirma un nuevo estudio.
“La intensificación sostenible de la agricultura en África es esencial para lograr la seguridad alimentaria y nutricional y abordar las crecientes preocupaciones sobre el cambio climático”, escriben los autores de un artículo revisado por pares publicado en Frontiers in Genome Editing.
Esto es especialmente importante para África, donde se espera que la población se duplique para 2050, lo que hace que la seguridad alimentaria sea el principal desafío del continente.
Los principales desafíos globales que enfrenta la agricultura son producir más alimentos con la misma o menos tierra y agua, mejorar la nutrición y ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático, escriben los autores.
“El mundo solo puede satisfacer sus necesidades alimentarias futuras aprovechando la innovación agrícola científica. Es necesario explotar todo el potencial de las nuevas herramientas de mejoramiento, como la edición del genoma, además de las tecnologías convencionales”, afirman los autores, que trabajan en el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) y la Universidad Kenyatta en Kenia y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en México.
“La edición del genoma tiene el potencial de reducir insumos como fertilizantes, pesticidas, etc., aumentar los rendimientos, mejorar la nutrición y desarrollar cultivos resistentes al clima”, señalan los autores. “Se están realizando esfuerzos intensivos; sin embargo, poco se ha destinado a la comercialización”.
Esto se debe en parte a la falta de un entorno normativo propicio. Si bien Nigeria y Kenia han publicado pautas nacionales de bioseguridad para regular la edición de genes, otras naciones africanas deben unirse para apoyar la liberación y adopción de plantas editadas genéticamente que se encuentran actualmente en desarrollo en el continente, dicen los autores.
Estos incluyen plátanos, yuca, maíz, sorgo, trigo y ñame mejorados, alimentos que son alimentos básicos para millones de africanos y una importante fuente de ingresos para los pequeños agricultores.
Los investigadores están utilizando herramientas de edición de genes para abordar los graves problemas que enfrentan estos cultivos alimentarios esenciales. Su labor consiste en conferir resistencia a enfermedades devastadoras de las plantas, plagas y malas hierbas parásitas; mejorar el contenido nutricional; retrasar la maduración para reducir las pérdidas poscosecha; construir resiliencia a los impactos climáticos y patrones climáticos impredecibles, como inundaciones, sequías y altas temperaturas; y mejorar la calidad y el rendimiento del grano.
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Aunque el mejoramiento convencional sigue siendo una herramienta valiosa, la edición de genes ofrece la ventaja de poder lograr resultados de manera más precisa, eficiente y rápida, señalan los autores.
“La herramienta de edición del genoma basada en CRISPR se considera una de las tecnologías poderosas para mejorar la agricultura y alimentar a la población en rápido crecimiento”, escriben los científicos. «Se puede desarrollar variedades de cultivos con genoma editado sin integración de genes exógenos como los creados a través de la mejora convencional».
En todo el mundo, los gobiernos están eligiendo regular los productos desarrollados a través de la edición de genes de manera diferente a los modificados genéticamente (OGMs o transgénicos), lo que generalmente implica la introducción de material genético de otro organismo.
Chile, Brasil, Colombia, Paraguay, Honduras y Guatemala han seguido el ejemplo de Argentina al determinar que los cultivos editados genéticamente sin genes exógenos no estarán sujetos a la regulación de OGMs (transgénicos), señalan los autores. Del mismo modo, Australia no regulará los productos modificados genéticamente sin genes extranjeros como OGMs.
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Canadá desarrolló un marco de evaluación de riesgos basado en productos en base a la novedad de los productos. Estados Unidos, por su parte, regula las características de los productos editados y no el proceso para desarrollarlos.
“Los cultivos editados genéticamente que carecen de cualquier gen extraño y que no representan un riesgo para otras plantas y los alimentos editados genéticamente que no muestran atributos de seguridad alimentaria diferentes a los de los cultivos mejorados convencionalmente no están sujetos a evaluación regulatoria” en los EE. UU., escriben.
“Japón considera que las variedades de cultivos desarrolladas mediante la edición del genoma sin ADN nuevo no son transgénicos”, escriben los autores. “En 2022, China e India también publicaron una nueva guía para cultivos editados genéticamente. Varios otros países, como Filipinas, están desarrollando pautas regulatorias para productos editados”.
Nigeria fue el primer país africano en desarrollar pautas nacionales de bioseguridad para regular los productos editados genéticamente; tanto Nigeria como Kenia revisarán estos productos caso por caso.
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Sudáfrica, Burkina Faso, Ghana, Etiopía, Sudán, eSwatini y Zimbabue, países que cuentan con marcos de gobernanza para los transgénicos, han comenzado a considerar el desarrollo de políticas para edición del genoma. Algunas naciones, como Uganda, todavía carecen de una ley de bioseguridad.
“Muchos países todavía están en el proceso de desarrollar pautas regulatorias para productos editados genéticamente. Existe la necesidad de coordinar los enfoques regulatorios a nivel mundial”, señalan los autores.
“La edición del genoma tiene un papel destacado que desempeñar en la mejora de la agricultura en África”, concluyen los autores. “Muchos investigadores están explorando el potencial de la edición del genoma en el desarrollo de variedades de cultivos para una agricultura africana mejor y más sostenible. Sin embargo, requiere una financiación adecuada y políticas favorables para lanzar productos de edición del genoma”.
El estudio fue escrito por Leena Tripathi, Kanwarpal S. Dhugga, Valentine O. Ntui, Steven Runo, Easter D. Syombua, Samwel Muiruri, Zhengyu Wen y Jaindra N. Tripathi.