El gobierno de Cuba anunció el viernes pasado que está a punto de completar con éxito la cosecha de maíz transgénico (desarrollado localmente) en el país y busca extender el proyecto a otras regiones para paliar el problema de la alimentación del ganado en medio de una fuerte crisis económica. Se trata de una cosecha de 384 hectáreas de maíz híbrido transgénico en la provincia de Sancti Spíritus, y para la primavera de 2021 se calcula la siembra en diferentes provincias cubanas de 8.500 ha, con un potencial de producción de 38.250 toneladas.
CIGB / 5 de octubre, 2020.- La satisfactoria cosecha de unas 384 hectáreas de maíz híbrido transgénico con destino a la alimentación animal está a punto de concluir en Sancti Spíritus, territorio que marcha a la vanguardia de este proyecto priorizado por el programa de soberanía alimentaria y educación nutricional del país.
Gracias al empleo de semillas de una altísima calidad, desarrolladas por el capitalino Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), así como al esfuerzo, en lo fundamental, de varios campesinos de la cooperativa Juan Darias de Yaguajay; el rendimiento del cultivo en la central provincia cubana oscila hoy entre las 4,6 y las 6 toneladas por hectárea (T/H), lo cual permitirá sustituir importaciones y extender próximamente la experiencia a varias zonas de la geografía nacional.
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Leonel Díaz Camero, delegado provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), informó a Cubadebate que de contar con la tecnología mecanizada requerida, el rendimiento sería mayor, porque las potencialidades del híbrido transgénico del CIGB pueden alcanzar hasta las nueve T/H, en condiciones óptimas.
No obstante valoró la experiencia de positiva y agregó que se cuenta con un respaldo (por parte del Ministerio de la Agricultura), de los insumos químicos y bilógicos requeridos para la producción de las semillas a emplear el próximo año.
Para la primavera de 2021 se calcula la siembra en diferentes provincias cubanas de 8500 ha, con un potencial de producción de 38250 toneladas.
“Se ha evaluado incluso adelantar la siembra de primavera, buscando aprovechar más el frío y obtener mejores resultados. Aún adolecemos de la tecnología ideal porque se trata de un cultivo muy intensivo, en el cual la cosecha manual no es recomendable”, acotó el directivo.
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Desde el 10 abril y hasta el 10 de mayo de 2020 se desarrolló la siembra de primavera de la gramínea de forma escalonada, en la medida que las condiciones climatológicas y la disponibilidad del agua lo permitieron.
Díaz Camero refirió que la atención fitosanitaria a las áreas de esa variedad modificada de maíz se garantizó a través de visitas periódicas de investigadores del CIGB, la dirección provincial de Sanidad Vegetal y el grupo empresarial Labiofam. Lo anterior favoreció el control oportuno de plagas y enfermedades.
El seguimiento al cultivo y la disponibilidad oportuna del paquete tecnológico ha permitido que el 96,8% del área sembrada de maíz híbrido transgénico en Sancti Spíritus clasifique de Bien, el 2,1% de Regular y solo el 1% de Mal, debido al enyerbamiento, incorrecta rotación de cultivo, falta de nutrición y presencia de enfermedades fungosas.
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Durante la etapa de producción de semillas se capacitó a los productores en el manejo de las tecnologías de cultivos transgénicos de maíz, soya, generación de híbridos de maíz y el uso eficiente de fertilizantes.
Se facilitaron además los trámites de las licencias de seguridad biológica para la extensión de la producción. Se realizó un intenso y frecuente intercambio entre investigadores y campesinos, donde se identificaron las causas de los problemas asociados al rendimiento por hectárea.
En Jarahueca (comunidad espirituana a la cual pertenece la cooperativa Juan Darias), se introdujo la tecnología de los cultivos transgénicos en productores individuales con el objetivo de fomentar una cultura necesaria para la actividad científica de la nación.
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Pilar Téllez Rodríguez, jefa del Proyecto Mejoramiento de Maíz, explicó recientemente en un audiovisual elaborado por el Citma en Sancti Spíritus, que la tecnología de los híbridos aporta mayor productividad al cultivo, lo cual se traduce en un mejor rendimiento.
Se trata, a juicio de la especialista, de plantas más fuertes, sanas y resistentes; lo que unido a la incorporación de los elementos transgénicos permiten un manejo más efectivo en grandes extensiones de tierra.
Una semilla híbrida es el resultado de la polinización cruzada de dos variedades (de forma natural o artificial); mientras que la transgénica es la modificada genéticamente, al insertársele información de otras especies para obtener resistencia a herbicidas e insectos.
Los datos más recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en los cinco años precedentes, refieren que el país erogó unos mil millones de dólares para la compra de maíz en el mercado internacional, a razón de 800 000 a 1 000 000 de toneladas al año.
Además de Sancti Spíritus, provincia piloto del experimento, se cultiva el maíz híbrido transgénico en Matanzas, Villa Clara y Ciego de Ávila.
Aprobación del gobierno y presidente cubano
El desarrollo de este maíz transgénico cubano fue presentado en el más reciente encuentro —el noveno— del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, con el grupo de expertos que participa en el Programa de soberanía alimentaria y educación nutricional.
Ciertamente, el cultivo de maíz híbrido transgénico en Cuba, es una alternativa, entre las tantas que se adoptan para aumentar la producción nacional de alimentos; porque como afirmó el presidente cubano Díaz-Canel, “una alternativa sola no resuelve los problemas”.
“Aquí tenemos que trabajar con varias alternativas a la vez, cada una en su escenario, en su ámbito, y con todo eso seguir avanzando; y ninguna niega a la otra, sino todo lo contrario. El tema de la agroecología es una de las cosas que estamos impulsando”, subrayó el Jefe de Estado.
El proyecto de maíz híbrido transgénico -un aporte al programa de granos del país, liderado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología con la contribución de otras instituciones científicas cubanas- emplea esta tecnología con un enfoque ambientalmente sostenible, lo que le permite a Cuba contar con un aporte que viene desde la ciencia local, como una alternativa para la producción de semillas destinadas al desarrollo agrícola.