El mejoramiento genético vegetal debiese ser una política pública esencial de cualquier gobierno para enfrentar los desafíos climáticos, agrícolas y nutricionales que aquejan a la sociedad (…). En Chile y en el mundo se habla de la importancia del recambio varietal. Pero éste no se logra de otra manera sino a través del mejoramiento genético de las plantas. Prioricemos y facilitemos el desarrollo de estas soluciones en base a ciencia y sin prejuicios, tal como ya lo hacen muchos otros países.
Por el Dr. Miguel Ángel Sánchez, Doctor (PhD) en Genética Molecular y Director Ejecutivo de ChileBio
El Libero, 23 de febrero de 2020 / Frente a la sequía que hoy sufre nuestro país, donde todo señala que será un desafío a largo plazo, se ha iniciado un debate a nivel de autoridades, expertos y medios, sobre las soluciones y medidas para enfrentar la escasez hídrica.
Hace algunos días la Mesa Nacional del Agua, convocada por el Presidente de la República, entregó un primer informe donde se esbozan medidas concretas como la tecnificación del riego, telemetría, un plan nacional de embalses, investigar y gestionar los acuíferos subterráneos y concretar la construcción de plantas desaladoras, entre otras medidas. Sin embargo, tanto en este informe como en otras discusiones técnicas e incluso en los medios de comunicación, extrañamente se ignora el rol y aporte del mejoramiento genético de las plantas, en este escenario.
El mejoramiento genético vegetal debiese ser una política pública esencial de cualquier gobierno para enfrentar los desafíos climáticos, agrícolas y nutricionales que aquejan a la sociedad.
Es posible que por desconocimiento y/o confusión las autoridades teman hablar de “mejoramiento genético”, porque de manera incorrecta se relaciona sólo al concepto “transgénicos”, y a pesar de los beneficios, seguridad y potencialidades documentados en la literatura científica, estos tienen mala fama en el debate público. Sin embargo, lo que muchas veces no se toma en cuenta es que en la agricultura todos los vegetales han sido mejorados genéticamente. Nada de lo que hoy se produce en el campo existiría tal como lo conocemos sin la intervención del ser humano, que va desde la simple selección de mutantes espontáneos (sí, mutantes naturales!), pasando por los cruzamientos, la inducción de mutaciones, las poliploidías, la transgenia, y, más recientemente, la edición de genes, entre muchas otras técnicas. Todos los vegetales de interés agrícola han sido desarrollados por el ser humano por alguna herramienta de mejoramiento genético.
En Chile, la principal institución pública relacionada al mejoramiento genético es el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), dependiente del Ministerio de Agricultura. A pesar de contar con varios casos exitosos y proyectos en esta área, no existe el mandato formal de la autoridad ni el financiamiento adecuado para tener como prioridad el desarrollo de plantas adaptadas a los efectos del cambio climático, como es la sequía.
En distintos países, el mejoramiento genético es una prioridad. Por ejemplo, en Argentina a través de iniciativas público-privadas, se han desarrollado variedades de soya y trigo transgénicas tolerantes a la sequía, y en EEUU existen maíces transgénicos comerciales resistentes a la sequía. Claro está, en esos países las autoridades no tienen conflictos ni temores con la palabra “transgénico”. Pero también, estos países junto a otros como Brasil, China, Europa, Australia, entre otros, en base a políticas públicas, han desarrollo mediante otras técnicas un sin número de avances con el propósito de obtener mejores plantas para una mejor agricultura y alimentación.
En Chile, según datos de la Dirección General de Aguas, del Ministerio de Obras Públicas, la agricultura utiliza el 72% del agua. Por ejemplo, para producir un tomate se necesitan aproximadamente 13 litros de agua, 70 litros para una manzana, 450 litros para medio kilo de maíz, 720 litros para una botella de vino, y 1.700 litros para medio kilo de arroz. Sólo el 12% del agua se destina para agua potable. Sin embargo, las autoridades piden que ahorremos agua de uso domiciliario y no echan mano a todas las herramientas disponibles para ahorrar agua en la agricultura.
En Chile y en el mundo se habla de la importancia del recambio varietal. Pero éste no se logra de otra manera sino a través del mejoramiento genético de las plantas. Prioricemos y facilitemos el desarrollo de estas soluciones en base a ciencia y sin prejuicios, tal como ya lo hacen muchos otros países.