Una exhaustiva revisión de estudios realizada por científicos de Estados Unidos y Europa analiza los cultivos transgénicos resistentes a plagas (con proteína Bt), cultivados en más de 405 millones de hectáreas en los últimos 20 años. No solo han sido efectivos en el objetivo de controlar los insectos plaga y reducir el uso de pesticidas, sino que también han demostrado no dañar a los organismos no-objetivo (insectos benéficos, animales, etc). Por el contrario, los cultivos Bt han ayudado a preservar los insectos benéficos que eliminan plagas, contribuyendo a un control biológico más efectivo, junto a un “efecto halo” que protege incluso a los cultivos no-transgénicos aledaños.
Más de mil millones de acres de tierras agrícolas (o 405 millones de hectáreas) en todo el mundo se han utilizado para cultivar comercialmente cultivos genéticamente modificados con proteínas de la bacteria del suelo Bacillus thuringiensis (Bt).
Las propiedades insecticidas de la proteína Bt (proveniente de una bacteria natural del suelo) permiten a los agricultores controlar las plagas sin tener que rociar sus campos (o reduciendo enormemente el uso) de pesticidas. Pero el uso de cultivos Bt ha sido criticado por los opositores a la biotecnología agrícola afirmando que podrían tener efectos no deseados en organismos no-objetivo, incluidos los insectos que pueden no representar un peligro para los cultivos (como mariposas y abejas). Esta supuesta amenaza ha llevado a acusaciones de que los cultivos Bt dañan los ecosistemas.
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Ahora, una revisión exhaustiva de estudios recientemente publicada en la revista Biological Control concluye que en los más de 20 años en que los cultivos Bt se han cultivado en más de 405 millones de hectáreas (casi 100 millones de hectáreas solo en 2017) no ha habido «efectos adversos no intencionados» para especies no-objetivo de la tecnología Bt.
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De hecho, los autores concluyen que «cuando los cultivos Bt reemplazan a los insecticidas químicos sintéticos para el control de plagas objetivo, esto crea un entorno propicio para la conservación de los enemigos naturales» (los insectos benéficos que se alimentan de estos insectos plaga dañinos para la agricultura.
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La tecnología Bt se aplica principalmente a los cultivos de maíz, algodón y soya y se ha adoptado ampliamente en gran parte del mundo. Estas variedades Bt están muy extendidas en América y Asia, pero mucho menos en Europa y África. En los Estados Unidos, por ejemplo, el 80% de todo el maíz y el 85% del algodón tienen características de resistencia a los insectos mediante la proteína Bt, mientras que tan solo el 4% del maíz en Vietnam y solo el 6% del maíz en Portugal tienen el gen Bt .
Por otro lado, la berenjena Bt fue presentada a unos pocos agricultores en Bangladesh hace solo cinco años y ahora es cultivada por más de 27,000 agricultores en todo el país. Se ha demostrado que reduce en más del 90% la dependencia de los agricultores de Bangladesh en el uso de insecticidas.
La historia de éxito de Bangladesh refleja los resultados globales del presente estudio sobre Control Biológico, escrito en coautoría por investigadores de Suiza y los Estados Unidos, incluido el entomólogo de la Universidad de Cornell Anthony Shelton.
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Los autores del estudio concluyen que «la eficacia de los cultivos transgénicos Bt para controlar importantes plagas objetivo» (como los el gusano barrenador que ataca el maíz, los gusanos que se alimentan del algodón y los barrenadores que diezman los rendimientos de la berenjena), ha sido «muy alta». No solo eso, el estudio parece confirmar investigaciones recientes de que los cultivos resistentes a los insectos crean «un efecto de halo» que también beneficia a los agricultores que no usan los cultivos modificados, incluyendo agricultores orgánicos.
«La adopción a gran escala de cultivos Bt en algunas partes del mundo ha llevado a supresiones en toda el área de la población objetivo de plagas que beneficia tanto a los agricultores que adoptaron la tecnología como a los que no«, escribieron los investigadores.
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Al concluir su estudio exhaustivo, los investigadores escribieron que los cultivos Bt proporcionan «un control biológico más eficaz tanto de las plagas objetivo como de las no-objetivo» y reducen la necesidad de la aplicación de insecticidas.
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«Las variedades transgénicas resistentes a insectos no solo pueden ayudar a aumentar los rendimientos y brindar beneficios económicos a los agricultores, sino también mejorar la salud ambiental y humana«, escribieron.