El medio español El País realizó una entrevista a la destacada científica sudrafricana Jill Farrant, conocida por sus investigaciones en las “plantas de la resurrección”, plantas silvestres que reviven tras largos periodos sin agua. En sus respuestas comenta la importancia de la biotecnología y los cultivos genéticamente modificados en la agricultura para enfrentar las sequías que trae el cambio climático, y además, mejorar el suministro alimentario en los países en desarrollo. Junto a su equipo ya están trabajando en el desarrollo de plantas agrícolas que a futuro tengan una mayor eficiencia de agua y “revivan” tras una sequía prolongada.
La bióloga sudafricana Jill Farrant es experta en resurrecciones. En 2009, cuando caminaba por su casa en Ciudad del Cabo, se tropezó y se dio un golpe en la cabeza. Sufrió una hemorragia interna durante 39 horas, sin darse cuenta, hasta que se la llevaron corriendo a un hospital. “Sangraba de manera muy lenta, de lo contrario estaría muerta”, recuerda. “Lo increíble es que sigo viva y la única secuela que me ha quedado es haber perdido los sentidos del olfato y del gusto. Pero mi cerebro está bien”.
Su cerebro, de hecho, está mejor que bien. Farrant, profesora de la Universidad de Ciudad del Cabo, no es una experta en resurrecciones por haber renacido ella misma, sino porque es una referencia mundial en la investigación de las plantas que resucitan: vegetales que parecen muertos tras una sequía pero vuelven a la vida al recibir unas gotas de agua. La sudafricana asegura que se dio cuenta del fenómeno cuando tenía 9 años y apuntó en su diario: “La planta muerta de las rocas estaba viva, pero papá no me creería”.
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Ahora, casi medio siglo después, Farrant está convencida de que las plantas reviviscentes pueden ayudar a la humanidad. La población mundial, alerta, pasará de los 7.500 millones de personas actuales a más de 9.600 millones en 2050. Para entonces, según los cálculos de Naciones Unidas, el ser humano tendrá que haber aumentado un 70% su producción de alimentos. Para lograrlo, Farrant cree que será necesario comprender la increíble resistencia de las plantas reviviscentes y trasladarla a los cultivos alimenticios de África, como el maíz y el tef, un cereal utilizado en Etiopía para elaborar el pan.
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Farrant nació en la pequeña localidad de Nylstroom en 1961, en medio de una sequía brutal. Pero cuando ella llegó al mundo, llovió. En la granja en la que sus padres cultivaban maíz y criaban vacas, todos la llamaban Mapoela, “madre de la lluvia” en el dialecto local. En 2012, Mapoela, o Jill Farrant, ganó el Premio L’Oréal-UNESCO La Mujer y la Ciencia, por “iluminar el camino hacia el futuro” con sus plantas que resucitan. Hace unos días, pasó por España para asistir al Congreso de la Federación Española de Biotecnólogos, celebrado en León. La temperatura alcanzó por entonces un récord nacional: 47,3 grados.
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Pregunta. Ha trabajado los últimos 23 años con plantas que resucitan.
Respuesta. Sí, solo hay 135 especies de plantas reviviscentes con flores. Algunas están aquí, en Europa, pero la mayoría de ellas están en África, donde toleran calores extremos.
- P. Usted sostiene que hacia 2050 tendremos problemas si no inventamos antes nuevas soluciones.
- R. Tenemos que empezar ya a encontrar nuevas soluciones. La que yo ofrezco no es la única. Es una solución pequeña y probablemente no es la más importante. Debemos encontrar maneras de crear agua y diseminarla, porque nada puede crecer sin agua. Mi solución es principalmente para África. Se trata de un continente pobre, en el que apenas hay irrigación. Los agricultores dependen de las lluvias. Y si no llueve, ¿qué pasa?
- P. ¿Cómo imagina el futuro? ¿Con cultivos que resuciten tras largas sequías?
- R. Me gustaría, obviamente, porque esa es mi pasión. Puedo imaginar cultivos que resistan mucho más sin agua, pero creo que necesitamos mucho más. Necesitamos alimentos inteligentes, más saludables que los que comemos ahora. Necesitamos añadir más nutrientes, más vitaminas. En África, mucha gente no se puede permitir comer pollo o ternera. Y las proteínas son vitales. Mi idea es disponer de una variedad de cultivos que puedan sobrevivir a una variedad de situaciones. Si no hay lluvia, que la gente tenga un comodín.
- P. ¿Se refiere a modificar plantas genéticamente?
- Sí, en parte, aunque depende de cómo definamos qué es un organismo modificado genéticamente. Un colaborador y yo hemos puesto genes de plantas reviviscentes en maíz y hemos visto que sobreviven mucho más sin agua. Esto es un transgénico clásico. Pero últimamente hemos observado que todas las plantas que producen semillas secas ya disponen de genes capaces de hacerlas resistentes a la sequía. Tienen la información en su genoma, pero está apagada en las hojas y en el tallo, porque a medida que las plantas evolucionaron ya no era importante sobrevivir a la pérdida de agua, porque si la planta adulta moría, la semilla seca germinaba cuando regresaban las buenas condiciones. Así que la información genética permanece ahí, silenciada. ¿Cómo podemos hacer que esa información se active cuando la planta se enfrenta a una sequía grave? Este es el siguiente gran paso que queremos dar.
- P. ¿Cómo quiere activar estos genes dormidos de las plantas?
- R. Por ejemplo, con CRISPR [una sencilla herramienta para editar el ADN que está revolucionando la ingeniería genética mundial].
– Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/07/14/ciencia/1500060306_544541.html