El investigador José Miguel Mulet, divulgador científico, licenciado en Química y doctor en Bioquímica y Biología molecular por la Universidad de Valencia (España), ha publicado su último libro, “Transgénicos sin miedo: todo lo que necesitas saber sobre ellos de la mano de la ciencia”, donde aborda una de las tecnologías más polémicas y desconocidas de las últimas décadas.
“He tratado de reflejar en el libro qué son los transgénicos y para qué sirven, porque creo que hay mucha información sesgada y, sobre todo, mucha información no científica”. ¿Qué son los OGMs? “Organismos modificados genéticamente. Significa mejorar las cosas, darles propiedades que no tenían. Por ejemplo, ya se ha conseguido trigo apto para celiacos, tomates que previenen el cáncer, piña enriquecidas con antioxidantes”. Y hay mucho margen de mejora en muchos productos”. También apuntó que los transgénicos “permiten hacer más comida, de forma más eficiente, enriquecida…”.
Y dijo que cree que hay mucha desinformación y mucha campaña en contra de los transgénicos: “Se sigue sin saber que cualquier ser vivo es transgénico o que en cada bocado que comemos estamos ingiriendo millones de genes y, sin embargo, nos preocupamos por uno que está mucho más controlado”. Y puso un ejemplo muy significativo: “La insulina es transgénica y nadie se queja. No he visto a los ecologistas protestar delante de una farmacia”.
Sobre los peligros de los trangénicos, dijo: “¿Malo para la salud? ¿Qué pruebas tienen quiénes lo dicen?”. «No son peligrosos para la salud. En veinte años no se ha observado ningún problema, cosa que sí ha ocurrido con los alimentos ecológicos», asegura, en referencia a la crisis del pepino que ocurrió en una granja alemana durante 2011. Mulet puntualiza que la seguridad debe verse caso a caso, pero que los transgénicos superan procesos individuales muy exhaustivos antes de salir al mercado. “El proceso de autorización de los transgénicos es el más exigente, caro y largo. De hecho, si a cualquier alimento le hicieras pasar por el mismo proceso, vaciarías los supermercados” afirma Mulet.
Se comentó también que los ecologistas afirman que son muy dañinos para el medio ambiente. Y contestó: «¿Dónde están las pruebas?». “…lo que afecta a la biodiversidad es la agricultura, sea transgénica o no. Cuando vas a cultivar algo, te cargas el ecosistema preexistente».
Sobre la falta de apoyo de la Unión Europea (UE) a los transgénicos, aseguró que es “de boquilla” y confirmó que es una postura que enfada a muchos agricultores “porque no les dejan producir lo que luego tenemos que importar”.
Del gran negocio que suponen los transgénicos para multinacionales como Monsanto, afirmó: “sí, es un negocio, como otros muchos, pero ¿regalan la comida ecológica?”. “Obviamente hay empresas que tienen intereses con los transgénicos. Monsanto, BASF, Bayer… A partir de ahí te digo que ese ‘lobby’ es una porquería. En 20 años tan solo han conseguido que se autorice a cultivar un transgénico en Europa, la patata Amflora, que a la que después el gobierno alemán sacó más trabas y al final se decidió no comercializar” afirmó.
“No hay más que mirar los resultados. Las empresas mucho no están consiguiendo. No puede ser que en EEUU se autoricen dos o tres variedades cada año y en Europa no se autorice ninguna. Aquí el principal perjudicado no son las empresas, porque lo que no vendan en Europa lo venden fuera, sino los agricultores. Antes de que Europa se cerrase por la presión de grupos ecologistas y partidos políticos en el 96, se autorizaron seis variedades de golpe, de las que hoy solo se cultiva uno, el MON810 (por Monsanto)”.