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El caso de las arvejas transgénicas y las alergias en ratones

Los grupos anti-transgénicos destacan y divulgan unos experimentos realizados por la organización australiana CSIRO (Organización para la investigación científica e industrial de la mancomunidad de Australia) donde se reportaron reacciones inmunes alteradas en ratones alimentados con arvejas GM. Estos grupos indican que la proteína producida por las arvejas GM generó una respuesta inflamatoria de tipo alérgico en ratones, y cuando la “misma” proteína se produjo “naturalmente” no hubo efecto. Además, dicen que las arvejas GM produjeron una diferencia sutil, difícil de detectar, en la forma en que las moléculas de azúcar se unen a la proteína “introducida”, lo que puede ser la causa del problema según ellos. Resaltan que estos resultados sugieren que estas arvejas GM podrían provocar reacciones inflamatorias o alérgicas en humanos, por lo cual se detuvo el desarrollo de estas y nunca fueron comercializadas. Finalmente, dicen que CSIRO utilizó un método de evaluación que no era el método aceptado para detectar alérgenos en alimentos y que el cambio sutil detectado difícilmente sería detectado en las evaluaciones de inocuidad generalmente usadas para aprobar los cultivos GM.

Esta experiencia demuestra que existen métodos poderosos para detectar alérgenos potenciales y que los financistas están dispuestos a detener la investigación si la inocuidad está en juego. Los estudios realizados no comprueban que la proteína sea o se convierta en un alérgeno, sin embargo el proyecto fue terminado para prevenir algún efecto adverso. Esto debe considerarse como evidencia de que las evaluaciones de inocuidad antes de la comercialización funcionan.

1. La historia demuestra que los científicos detienen una investigación si es que se detectan riesgos. Este es un ejemplo de acción inmediata por la comunidad biotecnológica y científica de prevenir la realización de más investigaciones en una planta que demuestra una reacción inusual. Hay que hacer notar que los riesgos se detectaron durante la investigación y nunca se solicitaron autorizaciones de ningún tipo a las autoridades regulatorias.

2. Los análisis de inocuidad de rutina son para detectar cualquier problema. Las declaraciones de los grupos anti-transgénicos en relación a que los expertos rara vez podrían detectar dichas reacciones en las evaluaciones de inocuidad no es cierto ya que la proteína en particular en estudio es una proteína relativamente abundante (alérgenos suelen ser proteínas muy abundantes en plantas que causan alergias) que comparte algunas similitudes con alérgenos, y los investigadores por algo interrumpieron la investigación. Además, siempre se exige como parte de un proceso de evaluación de la inocuidad pre-mercado la caracterización completa de todas las proteínas “nuevas” o “introducidas” y su potencial alergénico.

3. La similitud observada a alérgenos conocidos fue fácil de identificar. Al hacer una búsqueda en la base de datos de alérgenos conocidos (www.allergenonline.com) se revelan similitudes entre la proteína transgénica introducida en las arvejas y alérgenos menores del maní y la soya. Generalmente este tipo de similitudes son motivo suficiente para terminar una investigación. Sin embargo, hay que hacer notar que existen muchas proteínas que presentan una mayor similitud que la proteína introducida a algunos alérgenos, y no son realmente alérgenos (Ladics et al. 2006, Ivanciuc et al. 2008).

4. Expertos en alergia a los alimentos no aceptan que la proteína causó efectivamente una respuesta alérgica. El método utilizado para detectar la reacción inmune no es aceptado por los alergólogos como un método válido para detectar la alergenicidad a los alimentos (Goodman et al. 2008). No se demostró ninguna reacción alérgica en estos estudios, pero la duda es suficiente para que los investigadores hayan descontinuado la investigación por precaución.

5. El sistema de evaluación de inocuidad permite a los científicos comprobar la alergenicidad de nuevos productos. Se debe enfatizar que el caso aquí reportado comprueba que la ciencia ha desarrollado métodos aceptables para evaluar la inocuidad de los cultivos GM y que la investigación se finalizó cuando apenas surgió una duda de riesgo (Ivanciuc et al. 2008). Hay que recordar que este proyecto de investigación nunca fue entregado a las autoridades regulatorias o comercializado como producto.

Referencias:
Prescott VE, Campbell PM, Moore A et al. (2005). Transgenic expression of bean alphaamylase inhibitor in peas results in altered structure and immunogenicity. Journal of Agricultural and Food Chemistry 53(23):9023-9030.
Goodman GE, Vieths S, Sampson HA, Hill D, Ebisawa M, Taylor SL and van Ree R (2008).
Allergenicity assessment of genetically modified crops—what makes sense? Nature Biotechnology 26 (1):73-81. Reveals the fallacies associated with some tests being applied to categorise allergenicity of genetically modified crops. It includes a specific discussion of Prescott VE, Campbell PM, Moore A et al. (2005).
Ladics GS, Bardina L, Cressman RF, Mattsson JL and Sampson HA, Lack of cross-reactivity between the Bacillus thuringiensis derived protein Cry1F in maize grain and dust mite Der p7 protein with human sera positive for Der p7-IgE, Regulatory Toxicology and Pharmacology 44 (2006), pp. 136–143
Ivanciuc O, Garcia T, Torres M, Schein CH, and Braun W (2008). Characteristic motifs for families of allergenic proteins. Molecular Immunology. doi:10.1016/j.molimm.2008.07.034

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