Alguna vez fue el árbol nativo más imponente y dominante en los bosques del este norteamericano, sin embargo, fue diezmado casi hasta la extinción durante el siglo XX por un hongo asiático. Ahora científicos del sector público trabajan en un plan para revivir estos bosques, modificando las castañas de los últimos árboles en pie. ¿La receta? A los 40 mil genes de la especie, se le suma uno más: un gen del trigo, que le permite al castaño desintoxicarse de los efectos del hongo del tizón.