China ampliará los ensayos de producción de maíz y soja genéticamente modificada a 20 condados en cinco provincias, y la seguridad alimentaria se convertirá cada vez más en una máxima prioridad para Beijing. Estos cultivos ya han demostrado resistencia a plagas y malezas y la reducción del uso de pesticidas. Una mayor producción por el uso de cultivos transgénicos en China podría potencialmente reducir sus importaciones de maíz y soja de países como Brasil y Estados Unidos.