Combinando modelos matemáticos y biología vegetal, científicos de Europa y Estados Unidos han descubierto que estas peculiares coliflores son brotes programados para convertirse en flores, pero que nunca alcanzan su objetivo. En cambio, se convierten en tallos, que a su vez siguen intentando producir flores, y además, descubrieron los tres genes clave detrás de este proceso.