Investigadores del Boyce Thompson Institute han construido un “super-pangenoma” de la sandía moderna y sus parientes silvestres, descubriendo genes beneficiosos perdidos durante la domesticación que podrían mejorar la resistencia a las enfermedades y la calidad de la fruta de esta importante fruta a nivel global.
Amarga y blanca: Por qué comer sandías podía ser letal hace 6.000 años
Las semillas más antiguas conocidas de un pariente de la sandía, que datan de hace 6.000 años, del período Neolítico, se encontraron durante una excavación arqueológica en Libia. Una investigación de estas semillas dirigida por la bióloga Susanne S. Renner de la Universidad de Washington en St. Louis revela algunas sorpresas sobre cómo nuestros antepasados utilizaron un antecesor de la sandía actual.