Desde la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 2018, que puso a los cultivos editados genéticamente bajo la legislación correspondiente a los organismos genéticamente modificados (OGMs o transgénicos), la comunidad científica local ha pedido reconsiderar esta sentencia y no regular según la técnica de mejoramiento, sino por la planta final mejorada. Reconocen que esta legislación obstaculiza la investigación europea y deje al continente rezagado con respecto a otras regiones del mundo donde la regulación es menos restrictiva.