De acuerdo con el estudio titulado “Agricultoras de algodón y sus percepciones y experiencias con variedades transgénicas. Un caso de estudio en Colombia”, las mujeres cultivadoras entrevistadas dijeron que la adopción del algodón genéticamente modificado (GM) les ahorra tiempo y dinero, en la desyerbada y en la contratación de hombres para fumigar con insecticidas, respectivamente.
Para Jorge Maldonado, profesor asociado del Departamento de Economía de la Universidad de Los Andes y uno de los autores del estudio, la tecnología transgénica empodera a la mujer y le permite tener más voz en las decisiones del hogar. Además, dentro del estudio también se resaltó que la información que llega a manos de los agricultores parece ser más acatada al pie de la letra por las mujeres, lo que se traduce en un mejor manejo de la tecnología.
Según la investigación, tanto hombres como mujeres pedían mejor información y más frecuente en diferentes tipos de medios de comunicación, tanto de compañías privadas de semillas, asociaciones y tecnólogos. Concluye que hay un amplio margen para más investigación respecto del papel que la mujer desempeña en la siembra de algodón transgénico.
Patricia Zambrano, investigadora analista de la División de Tecnología Ambiental y de Producción del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por su sigla en inglés) y líder del estudio, dijo que “los puntos discutidos ameritan un estudio con el uso de métodos cuantitativos que puedan sustentar las percepciones recogidas en este trabajo”.
Por su parte, María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio, una asociación sin ánimo de lucro de las empresas multinacionales que producen plantas GM, dijo que el enfoque del estudio en género es tan original, que sería interesante replicarlo en otros cultivos transgénicos como maíz o clavel.
Jonathan Gressel, profesor de ciencias de las plantas en el Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, considera que el algodón GM debería estar disponible también para las mujeres de África, China e India, donde algunas de ellas pueden pasar desyerbando hasta el 60 por ciento de sus horas activas. «La mejor manera de empoderar a la mujer del mundo en desarrollo es sacándola de la labor del deshierbe e insertándola en actividades como la escolarización y el comercio. El valor agregado de [los transgénicos] es que hacen a la mujer agricultora más independiente», dijo.
Colombia cultiva y produce comercialmente algodón GM desde 2003, año en el que ocupó un área aproximada de 6.000 hectáreas. Esta cifra subió a más de 37.000 en 2010, todas ellas para el consumo interno.
El estudio fue publicado por el International Food Policy Research Institute este mes (septiembre/2011).Para acceder al estudio completo sigue este enlace
Fuente: AgroBIO Colombia