Una papa transgénica «dorada» podría contener el potencial para prevenir la desnutrición y muerte en países en desarrollo donde los residentes dependen en gran medida de este popular alimento con almidón para su sustento, según sugiere una investigación reciente.
Una porción de 150º gramos de la papa amarillo-naranja modificada en laboratorio tiene el potencial de proporcionar hasta el 42% de la ingesta diaria recomendada de vitamina A y el 34% de la ingesta recomendada de vitamina E, de acuerdo con un estudio reciente codirigido por investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (Ohio State), Estados Unidos.
Las mujeres en edad reproductiva podrían obtener 15% de su vitamina A recomendada y 17% de la vitamina E recomendada con esa misma porción de 150 gramos concluyen los investigadores.
El estudio fue publicado ayer 8 de noviembre en la revista PLOS ONE.
La papa es el cuarto alimento vegetal más consumido por los seres humanos después del arroz, el trigo y el maíz, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Es un alimento básico en algunos países asiáticos, africanos y sudamericanos donde hay una alta incidencia de deficiencias de vitamina A y vitamina E.
«Más de 800,000 personas dependen de la papa como su principal fuente de energía y muchas de estas personas no están consumiendo cantidades adecuadas de estos nutrientes vitales», dijo el autor del estudio, Mark Failla, profesor emérito de nutrición humana en la Ohio State.
[Recomendado: Como los cultivos transgénicos pueden aportar a la lucha contra la desnutrición]
«Estos tubérculos dorados tienen mucha más vitamina A y vitamina E que las blancas, y eso podría marcar una diferencia significativa en ciertas poblaciones donde las deficiencias y enfermedades relacionadas son comunes», dijo Failla, miembro del Ohio State’s Foods for Health Discovery Theme.
La vitamina A es esencial para la visión, la inmunidad, el desarrollo de órganos, el crecimiento y la salud reproductiva. Y la deficiencia de vitamina A es la principal causa de ceguera evitable en los niños. La vitamina E protege contra el estrés oxidativo y la inflamación, ambas condiciones asociadas con daño a los nervios, músculos, visión y el sistema inmunológico.
En el laboratorio de Failla, los investigadores crearon un sistema digestivo simulado que incluye una boca virtual, el estómago y el intestino delgado para determinar la cantidad de provitamina A y de vitamina E que podría ser absorbida por alguien que come una papa dorada. Los carotenoides (provitamina A) son convertidos por enzimas en vitamina A que el cuerpo puede usar. Los carotenoides son pigmentos liposolubles que proporcionan colores amarillos, rojos y naranjas a las frutas y verduras. Son nutrientes esenciales para animales y humanos.
«Cultivamos la papa dorada e imitamos las condiciones de estos órganos digestivos para determinar cuánto de estos nutrientes liposolubles se vuelven biológicamente disponibles», dijo.
El objetivo principal del trabajo fue examinar la disponibilidad de provitamina A. Los hallazgos del alto contenido y la disponibilidad de vitamina E en la papa dorada fueron sorpresas imprevistas y agradables, dijo Failla.
La papa dorada, que es experimental y no está disponible comercialmente, fue diseñada metabólicamente en Italia por un equipo que colaboró con Failla en el estudio. Los carotenoides adicionales en el tubérculo lo convierten en un alimento más denso desde el punto de vista nutricional, con el potencial de mejorar la salud de quienes dependen en gran medida de la papa para su alimentación.
Si bien los científicos de plantas han tenido cierto éxito en el cruce de otras plantas para obtener beneficios nutricionales, la calidad nutricional mejorada de la papa dorada solo es posible mediante la ingeniería metabólica: la manipulación de los genes vegetales en el laboratorio, dijo Failla.
Si bien algunos se oponen a este tipo de trabajo, el equipo de investigación enfatiza que esta papa eventualmente podría ayudar a prevenir la ceguera infantil y las enfermedades e incluso la muerte de bebés, niños y madres en países en desarrollo.
«Tenemos que mantener la mente abierta, recordando que los requisitos nutricionales difieren en los diferentes países y que nuestro objetivo final es proporcionar alimentos seguros y nutritivos a 9 mil millones de personas en todo el mundo», dijo el coautor del estudio, Giovanni Giuliano, de la Agencia Nacional Italiana para Nueva Tecnologías, Energía y Desarrollo Sostenible en el Centro de Investigación Casaccia en Roma.
Failla dijo que el «hambre oculto» (las deficiencias en micronutrientes) ha sido un problema para muchos países en desarrollo porque los cultivos de alimentos básicos fueron mejorados para obtener un alto rendimiento y resistencia a las plagas en lugar de la calidad nutricional.
«Esta papa dorada sería una manera de proporcionar alimentos mucho más nutritivos que la gente come muchas veces a la semana, o incluso varias veces al día», dijo.