Aumentar la resistencia de los cultivos a las sequías, perfeccionar la nutrición y producir vacunas son parte de lo que ahora se puede hacer con los vegetales .
Desde el principio, las plantas han sido fundamentales en la sobrevivencia y desarrollo del ser humano. Nutrición, cobijo, tratamientos medicinales y muchos otros usos están documentados desde las primeras civilizaciones. Pero desde la revolución verde, a mediados del siglo pasado, el potencial que ellas tienen se ha expandido enormemente, convirtiéndose en fábricas de medicamentos, en súper alimentos o en cultivos mejorados. Por ello, la última edición de la revista Science destaca algunos de esos avances.
Se ha estudiado solo el 15% de los compuestos químicos de las más de 350 mil especies de plantas que existen, dice el trabajo encabezado por Eleanore Wurtzel, de Ciencias Biológicas de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. «Con cada enzima que se descubre, y su mecanismo genético asociado, existe una reacción química que podría tener aplicaciones médicas, en energía o en agricultura».
Copia y producción
Por ejemplo, uno de los remedios más potentes contra la malaria viene de la planta Artemisia annua L . Hoy es muy caro de obtener, pero enzimas especiales que permiten a la levadura producir su compuesto principal podrían masificar el medicamento.
En 1980 se logró manipular determinadas plantas para convertirlas en minifábricas de medicamentos. Hoy, aún se sigue desarrollando la técnica y se ha logrado que plantas transgénicas de tabaco produzcan un anticuerpo de la hepatitis B; mientras que con la planta de la papa se está trabajando en una vacuna contra la E. coli , y con la del maíz, en el tratamiento del cáncer colorrectal, de pulmón y de próstata, por nombrar algunos ejemplos.
Si bien esto implica avance, el que se utilicen plantas transgénicas puede generar rechazo en algunos, dice Francisco Albornoz, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC. «Estos cultivos son una herramienta para la investigación, para luego poder seleccionar la planta adecuada, pero lo que no implica que nos vayamos a llenar de transgénicos como muchos podrían pensar», asegura. Incluso, dice, considerando su uso extendido a otras áreas de investigación.
Para 2050 se estima que la producción de alimentos deberá aumentar en 70%. Algo imposible de lograr con las técnicas de cultivo actuales, asegura el trabajo encabezado por Joseph Jez, biólogo de la Universidad de Washington. La solución puede estar en las mismas plantas. Por ejemplo, está en desarrollo una versión de canola transgénica que puede llegar a requerir 40% menos de fertilizantes, mientras que la raíz de una nueva especie de arroz genéticamente mejorada puede absorber más nutrientes. Y solo modificando una enzima en el maíz, los investigadores lograron que este mejore su rendimiento ante una sequía severa en hasta 123%
Si bien la ingeniería interna de la planta es crucial en estos desarrollos, controlar lo que pasa en su entorno también está bajo el foco de la investigación, agrega Francisco Albornoz. «Como una vía complementaria, el determinar la temperatura, exposición a al luz y nutrientes precisos para cada especie podrá llevar a conseguir las mejoras de forma mucho más rápida», asegura. Así, por ejemplo, la posibilidad de incrementar la eficiencia de las plantas al hacer fotosíntesis podría convertirse en realidad en una década.