Los grupos anti-transgénicos alertan a la población diciendo que en Alemania, doce vacas alimentadas con el maíz Bt 176 de Syngenta se enfermaron y algunas murieron. Específicamente dicen que en una granja en Hesse, Alemania, vacas lecheras alimentadas con una dieta con cantidades significativas de una sola variedad de maíz GM, el Bt 176, murieron. Además, afirman que otras vacas tuvieron que ser sacrificadas debido a una misteriosa enfermedad. Por su parte, también dicen que Syngenta, la compañía productora del Bt 176, indemnizó al agricultor por sus pérdidas pero no admitió responsabilidad por la muerte de las vacas. Finalmente indican que a pesar de las demandas del agricultor, e incluso de las protestas públicas, no existen informes detallados de la autopsia de las vacas.
No hay evidencia real de que el maíz Bt tuvo algo que ver con la muerte de las vacas. El hecho de que Syngenta reembolsó al agricultor no significó que admitía alguna culpa, sino un intento de mantener buenas relaciones con sus clientes. Obviamente Syngenta no tenía ganas de decirle al productor que estaba cometiendo una falacia lógica al pensar que debido a que sus vacas murieron después de comer el maíz Bt 176, el maíz Bt realmente haya sido el responsable. Miles y miles de vacas comen este maíz sin efectos adversos, y además este maíz fue evaluado ampliamente y rigurosamente en animales, antes de que fuera aprobado por los reguladores de la UE. El problema aquí es por qué los grupos anti-transgénicos citan una afirmación sin fundamento que no sólo es una falacia lógica, sino también va en contra de toda la evidencia científica publicada.
1. El maíz Bt no es considerado como una posible causa de la muerte de las vacas. Investigadores del Instituto Robert Koch en Berlín, el cual estuvo involucrado en la autorización del maíz Bt en la UE, llegaron a la conclusión de que el maíz Bt 176 no fue la causa de la muerte, sugiriendo que la causa común responsable de la muerte de los animales fue el botulismo crónico. En abril de 2002, muestras de los alimentos que el granjero daba a las vacas justo antes de que aparecieran los problemas de salud en ellas, fueron analizadas por los investigadores. En su informe, los expertos criticaron las deficiencias en la calidad de los alimentos y las deficiencias en la composición de sus raciones de alimentos, que a su juicio podría dar lugar a problemas de salud importantes en las vacas lecheras. Dos de las vacas muertas fueron examinadas en busca de signos del patógeno responsable del botulismo, el Clostridium botulinum, y en ambos casos se encontró en el intestino. Además, se encontró el patógeno en una de las vacas muertas y hubo evidencia de una infección botulínica en otra, como también en tres de las cinco vacas que sobrevivieron en ese momento (http://www.gmo-safety.eu/archive/201.dead-dairy-cows-maize-under-suspicion.html).
2. Existen informes incompletos y no publicados. Hay poca evidencia o información disponible sobre este caso, pero nada de lo que hay proporciona alguna evidencia de un vínculo entre el maíz Bt 176 y la muerte de las vacas. Además, ningún análisis de seguimiento científico a este caso ha sido publicado.
3. Normalmente los veterinarios pueden establecer la causa de la muerte durante un examen post mortem. Los veterinarios de forma rutinaria son capaces de atribuir la muerte de las vacas a una amplia variedad de causas posibles, tales como bacterias y patógenos virales y la exposición a las malezas o productos químicos tóxicos.
4. El Bt 176 y otros tipos de maíz Bt son conocidos por ser inocuos para los animales de granja. Diversos estudios de alimentación con una variedad de animales, publicados en la literatura científica peer reviewed (revisada por pares), no han identificado ni reportado ningún efecto adverso sobre los animales de granja o producción. El maíz Bt 176 se ha sembrado durante años sin ninguna insinuación de efectos adversos sobre estos animales (Flachowsky et al., 2005, Flachowsky et al., 2007).
5. Los cambios genéticos descritos para el maíz Bt 176 nunca han sido relacionados con efectos adversos. Es importante señalar también que nunca se ha demostrado algún efecto adverso resultado de las modificaciones genéticas como tales en los cultivos transgénicos comerciales. La mayoría de las preocupaciones sobre los cambios en el ADN refleja una falta de conocimiento de los grandes cambios que se producen en el ADN de una planta al realizar técnicas de mejoramiento genético convencional, las cuales hemos utilizado durante muchos años. Lograr modificaciones en el ADN es el objetivo de todos los mejoradores de especies vegetales (breeders) (Beever & Kemp, 2000; Goldstein et al., 2005).
Referencias:
Beever D and Kemp C (2000). Safety issues associated with the DNA in animal feed derived from genetically modified crops. A review of scientific and regulatory procedures. Nutritional Abstract Reviews Series B: Livestock Feeds and Feeding 70:175–182.
Flachowsky G, Chesson A, and Aulrich K (2005). Animal nutritional with feeds from genetically modified plants. Archives of Animal Nutrition 59, 1–40.
Flachowsky G, Aulrich K, Bohme H, and Halle I (2007). Studies on feeds from genetically modified plants (GMP) – Contributions to nutritional and safety assessment. Animal Feed Science and Technology. 133: 2-30.
GMO Safety. Iniciativa del Ministerio Alemán de Educación e Investigación. http://www.gmo-safety.eu/archive/201.dead-dairy-cows-maize-under-suspicion.html
Goldstein DA, Tinland B, Gilbertson LA, Staub JM, Bannon GA, Goodman, RE, McCoy, RL, Silvanovich A (2005). Human safety and genetically modified plants: a review of antibiotic resistance markers and future transformation selection technologies. Journal of Applied Microbiology 99:7–23.