El porqué la Unión Europea no apuesta abiertamente por los cultivos transgénicos
¿Cuál es la posición de la Unión Europea?
La Unión Europea (UE) nunca se ha mostrado contraria a los cultivos o alimentos modificados genéticamente (MG), pero su legislación permite que la aprobación de los mismos pueda ser frenada por argumentos políticos o ideológicos, incluso aunque tengan ya el aval científico de seguridad. La UE acumula retrasos de más de medio siglo en aprobación de transgénicos que han sido certificados como seguros por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Una legislación que debería basarse exclusivamente en evidencias científicas y que deja que intereses particulares entren en la toma de decisiones. Esta doble moral está haciendo que la UE pierda el tren de la biotecnología y que sus agricultores cada vez sean menos competitivos. Actualmente la UE permite la importación de la producción de 45 variedades transgénicas pero sólo permite el cultivo de dos.
¿Por qué la UE importa cultivos MG que no permite cultivar?
Europa importa aquello que no produce o no lo hace en cantidad suficiente. A día de hoy, la UE es el mayor importador mundial de productos agrícolas. Una parte importante y creciente de éstos se basa en los cultivos MG. La dependencia de las importaciones es especialmente relevante en el caso de la soja. La producción interna de soja de la UE cubre sólo el 7% de su demanda. La soja es una de las mejores fuentes de proteína y se utiliza sobre todo para alimentación animal, mientras que la lecitina de soja se utiliza en muchos productos alimenticios procesados. Brasil es el primer productor de soja del mundo y el 88,8% del total de la soja sembrada en el país es MG.
¿Por qué algunos países europeos tienen prohibidos los cultivos biotecnológicos?
La normativa europea permite, a través de la cláusula de salvaguarda, establecer moratorias en el cultivo de transgénicos si se encuentran evidencias de que éstos tienen algún riesgo no identificado con anterioridad. Las evidencias son envidas a la EFSA que analiza dichas pruebas. Si se encontraran riesgos el cultivo sería suspendido en la Unión Europea, si las pruebas no son científicamente válidas el país está obligado a levantar la moratoria. Todos los países europeos que impiden hoy el cultivo de transgénicos a sus agricultores lo han hecho valiéndose de la clausula de salvaguarda. Ninguno de ellos ha presentado pruebas científicamente válidas que justifiquen dicha moratoria, por lo que manteniendo la prohibición están actuando contra la ley. El caso más señalado es el de Francia, cuya moratoria ha sido declarada ilegal por el Tribunal de Justicia Europeo y hasta por el Tribunal de Justicia Francés, sin que el país galo haya cambiado de postura al respecto.
Si no tienen evidencias científicas, ¿en qué se basan para prohibir los cultivos?
Las prohibiciones de cultivos transgénicos que existen a día de hoy en la UE se mantienen fuera de la legislación europea ya que ningún país ha demostrado riesgo alguno que justifique dicha moratoria. Los motivos que llevan a los países a mantener esta postura suelen ser de índole ideológica o de intereses personales. Hace unos días descubríamos la razón de la radical postura de Francia de la mano del ex primer ministro francés, François Fillon. Confirmó que el país galo había pactado con los ecologistas mantener una lucha activa contra los transgénicos a cambio de que los verdes hicieran la vista gorda con las centrales nucleares instaladas en territorio francés. Otro caso sonado es el de Alemania, que en plena moratoria de cultivos transgénicos permitió la siembra de la patata modificada genéticamente AMFLORA sólo porque había sido desarrollada por una empresa alemana.
¿Están los europeos en contra de la biotecnología agraria y alimentaria?
La realidad demuestra que la mayoría de los europeos no evitan los alimentos transgénicos y que las conclusiones de muchos estudios no son reflejo de los hábitos reales de compra. Muchos informes se basan en preguntas engañosas formuladas buscando una respuesta concreta. Es muy común ver encuestas que piden cuantificar “lo preocupados que están” sobre la biotecnología agraria. Refutados encuestadores de opinión pública no utilizan tales métodos engañosos sino que piden a las personas que manifiesten libremente sus preocupaciones sin sugerírselas. El Eurobarómetro lo hizo correctamente en 2010 pidiendo a 16.000 europeos lo siguiente: “En tus propias palabras, ¿qué ideas te vienen a la cabeza cuando piensa en problemas o riesgos asociados con los alimentos?” Sólo el 8% de los europeos dijeron de manera espontánea que estaban preocupados por los OMGs. Además, el informe refleja que el 77% de los europeos considera que la Unión Europea debería animar a sus agricultores a apostar por la biotecnología agraria.
¿Se garantiza en la UE la libertad de elección del consumidor?
El etiquetado es obligatorio en la UE para todos los alimentos y piensos que contengan o hayan sido obtenidos a partir de plantas MG cuando esto represente más del 0,9% del ingrediente. Esto permite a los consumidores tomar una decisión informada y libre. Los productos derivados de animales alimentados con piensos MG, algo muy común en la UE, no están etiquetados. El umbral del 0,9% fue determinado por decisión política y no tiene ningún fundamento científico. En los países donde se permite el cultivo de OMGs, los agricultores tienen la opción de sembrar cultivos orgánicos, biotecnológicos o convencionales siempre y cuando las medidas de coexistencia se cumplan. Hasta el momento las medidas de coexistencia han sido muy eficaces.
Fuente: Fundación Antama (http://fundacion-antama.org/el-porque-la-union-europea-no-apuesta-abiertamente-por-la-biotecnologia-agraria/)