Un nuevo estudio realizado por investigadores españoles revela que las generaciones más jóvenes (millennials y centennials) no solo entienden mejor el valor de los alimentos genéticamente modificados (GM), sino que también están dispuestas a incorporarlos a su dieta. La percepción positiva sobre sus beneficios, el respaldo social y la apertura al cambio están marcando un cambio generacional en Europa.
ChileBio / 26 de julio, 2025.- Durante décadas, la aceptación de los alimentos genéticamente modificados (GM, o transgénicos) ha sido un terreno complejo en Europa. Sin embargo, nuevos datos muestran que ese panorama podría estar cambiando, especialmente entre los más jóvenes. Un estudio reciente publicado en la revista Food and Humanity aplicó un modelo avanzado de análisis del comportamiento del consumidor para estudiar qué motiva o frena el consumo de estos productos en miembros de la Generación Z (centennials, nacidos entre 1995 y 2010) y Generación Y (millennials, nacidos entre 1981 y 1994) en España.
La investigación, desarrollada por un equipo multidisciplinario de la Universitat Rovira i Virgili, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Rey Juan Carlos en España, utilizó la Teoría del Comportamiento Planificado (TPB), una herramienta ampliamente validada para estudiar decisiones humanas, y reveló que la intención de consumir alimentos transgénicos está principalmente impulsada por dos factores: la utilidad percibida del alimento y la influencia social.
Tecnología útil y confiable: el cambio de narrativa
Uno de los hallazgos más alentadores del estudio fue el rol de la utilidad percibida (Perceived Usefulness, PU). En términos simples, mientras más conscientes son los jóvenes de los beneficios concretos que ofrece la ingeniería genética (como mayor sostenibilidad, resistencia a enfermedades, o mejoras nutricionales), mayor es su intención de consumir alimentos derivados de estas tecnologías.
De hecho, PU fue el factor que mostró mayor consistencia a lo largo de toda la muestra. Incluso entre quienes mostraban inicialmente dudas, el reconocimiento de que esta tecnología puede resolver problemas reales de la agricultura y alimentación fue clave para considerar su adopción.
Esto indica que una narrativa enfocada en soluciones concretas y en el valor añadido para el consumidor y el medio ambiente puede tener un gran impacto en la percepción pública.
Influencia social: el poder del entorno
El segundo motor clave es la influencia social (Social Influence, SI). Si los jóvenes perciben que sus pares, familiares o referentes valoran positivamente los alimentos transgénicos, es más probable que los acepten también.
Este hallazgo tiene una implicancia directa: las campañas de comunicación basadas en líderes de opinión, redes sociales y comunidades digitales pueden ser más eficaces que los enfoques tradicionales. La percepción social no es un factor marginal, sino un elemento central en la toma de decisiones de consumo en estas generaciones.
Menor rechazo y mayor apertura en la Generación Z
El estudio también reveló que la Generación Z muestra una mayor predisposición positiva hacia los alimentos genéticamente modificados que los millennials, especialmente en los extremos de la distribución: hay más jóvenes con alta aceptación, aunque también más polarización.
Esto sugiere que los adolescentes y adultos jóvenes están menos atados a prejuicios del pasado, y más abiertos a tecnologías nuevas siempre que estén bien explicadas y respaldadas por evidencia.
¿Qué frena la aceptación?
El principal factor que aún representa un freno es el riesgo percibido (Perceived Risk, PR). Muchos jóvenes aún asocian lo “modificado genéticamente” con algo artificial o potencialmente dañino. Sin embargo, su efecto fue mucho menor que los factores positivos y, de hecho, decrece a medida que aumentan la percepción de utilidad y el respaldo social.
Factores como el género y la neofobia alimentaria (rechazo a probar alimentos nuevos) no resultaron relevantes estadísticamente, lo que es otra buena noticia: el rechazo no parece provenir de miedo irracional ni está anclado a una categoría social específica.
Un modelo con alta capacidad predictiva
El modelo estadístico utilizado explicó cerca del 70% de la intención de consumo de alimentos transgénicos, lo que le da gran robustez a sus conclusiones. Además, al combinar técnicas como PLS-SEM con regresiones cuántiles, los investigadores lograron identificar cómo varía la influencia de cada factor en distintos tipos de consumidores (desde los más escépticos hasta los más convencidos), aportando una visión mucho más rica que los promedios generales.
Resultados alineados con una tendencia global
Estos resultados están en línea con una tendencia global que muestra una mayor apertura hacia la biotecnología agrícola (tanto de alimentos transgénicos como editados) por parte de las generaciones más jóvenes. En el Reino Unido, una encuesta del presente año reveló que el 80 % de la Generación Z apoya el uso de edición genética en agricultura, liderando ampliamente el respaldo social en comparación con generaciones mayores.
En Estados Unidos, una encuesta de 2019 reveló que el 77 % de los jóvenes de la Generación Z y el 67 % de los millennials estarían dispuestos a consumir alimentos mejorados con biotecnología. Además, se observó que ambas generaciones presentan una aceptación significativamente mayor hacia los alimentos editados genéticamente en comparación con cohortes de mayor edad. Un estudio posterior, publicado en 2022, analizó distintos perfiles de consumidores según su postura frente a estos alimentos y describió al segmento más favorable como compuesto principalmente por jóvenes (Generación Z y millennials menores de 30 años), con niveles más altos de educación e ingresos familiares.
Además, una encuesta internacional aplicada en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia y Corea del Sur en 2021, encontró que los consumidores más jóvenes (menores de 38 años) y con mayor nivel educativo son los más propensos a comprar frutas frescas producidas mediante biotecnología.
¿Qué significa esto para el futuro de la agricultura y alimentación?
El estudio español entrega evidencia contundente claros que refuerza una conclusión clave: las nuevas generaciones están preparadas para conversar sobre biotecnología desde una perspectiva distinta, con menos rechazo y una actitud más informada y positiva hacia los alimentos desarrollados con tecnologías que ofrecen beneficios concretos. Si las políticas públicas, la industria alimentaria y la comunidad científica logran comunicar con claridad, transparencia y cercanía los aportes reales de la edición genética y los cultivos biotecnológicos (en especial aquellos orientados al consumidor y al cuidado del medio ambiente), existe una base sólida para su aceptación y expansión futura.
En un contexto de crisis climática, escasez hídrica y desafíos nutricionales, la edición genética representa una herramienta poderosa (y cada vez más aceptada) para asegurar una alimentación segura, diversa y sustentable.
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