Los alimentos editados genéticamente ya pueden desarrollarse comercialmente en Inglaterra tras un cambio en la legislación. Pronto podrían sumarse los animales de ganadería editados genéticamente si los legisladores también lo aprueban.
BBC / 24 de marzo, 2023.- Los partidarios de esta tecnología afirman que acelerará el desarrollo de cultivos más resistentes, necesarios debido al cambio climático. Los detractores afirman que el cambio podría suponer un «desastre» para la producción de alimentos y el medio ambiente.
La edición genética consiste en realizar cambios precisos en el ADN de un organismo para mejorar determinadas características. La nueva ley también abre la puerta al desarrollo de animales de granja editados genéticamente, pero será necesaria una nueva votación de los legisladores antes de que se permita, de nuevo sólo en Inglaterra.
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Los gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte no han permitido el uso comercial de la edición genética todavía.
En Inglaterra, la edición de genes se regía por la misma estricta normativa que ha restringido el desarrollo comercial de los cultivos modificados genéticamente (OGMs o transgénicos) en virtud de la legislación de la Unión Europea. El Brexit ha permitido al Gobierno de Westminster flexibilizar las normas para esta nueva tecnología.
El asesor científico jefe del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra), el profesor Gideon Henderson, dice que las nuevas normas conducirán a una mejor producción de alimentos y traerán empleos e inversiones a Inglaterra.
«Lo que ha cambiado es que ahora podemos utilizar la tecnología de mejora genética de precisión desarrollada en el laboratorio y llevarla a los campos para poder cultivar mejores cosechas y llevarlas al mercado con mayor facilidad, de modo que podamos utilizar la tecnología para mejorar los resultados agrícolas y la producción de alimentos en el Reino Unido y en todo el mundo«, afirmó.
La Ley de Mejora Genética de Precisión sólo permite cambios genéticos que también podrían haberse producido de forma natural o mediante los programas tradicionales de cruzamiento que ya se utilizan hoy en día. Los transgénicos pueden implicar la introducción de genes de otras especies y no estarán permitidos.
La edición genética permite a los investigadores realizar cambios genéticos precisos en el ADN de una planta, por ejemplo editando un gen para potenciar su crecimiento o reducir su dependencia de los fertilizantes. El mismo cambio podría producirse cruzando distintas variedades, pero llevaría mucho más tiempo.
La nueva ley permite el uso de la edición genética y otros métodos que puedan surgir en el futuro, siempre que el resultado final sea un cultivo que no difiera de una variedad que podría haberse producido de forma natural [o por cruzamiento tradicional].
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A los detractores de los alimentos alterados genéticamente, como Pat Thomas, de Beyond GM, les preocupa que los cultivos editados genéticamente no tengan que pasar por las exhaustivas pruebas que se exigen a los alimentos transgénicos en la UE, lo que podría dar lugar, según el, a la introducción de toxinas y alérgenos en la cadena alimentaria.
«Durante todo el proceso de este proyecto de ley, el gobierno ha consultado a científicos con intereses creados, normalmente en la industria biotecnológica, que le aseguran que este cambio de la ley no tendrá consecuencias», afirmó.
La historia ha demostrado que cuando se suprime el control reglamentario, en particular de los alimentos y el medio ambiente, se avecina un desastre en el horizonte».
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La respuesta de Defra es que la Agencia de Normas Alimentarias, la FSA, sólo autorizará la venta de productos si se considera que no presentan riesgos para la salud.
También preocupa que el etiquetado de los alimentos editados genéticamente no sea un requisito y no está claro cómo se impedirá que los alimentos editados genéticamente procedentes de Inglaterra entren en otras partes del Reino Unido, donde siguen estando prohibidos.
Un portavoz del Gobierno galés afirmó que esto tendría «consecuencias inevitables para Gales».
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«Las plantas, animales y productos editados genéticamente procedentes de Inglaterra podrán comercializarse aquí sin las autorizaciones que exige nuestra legislación», afirmaron.
«Esto socava el acuerdo de devolución. El Gobierno británico decidió no colaborar con nosotros, a pesar de nuestros esfuerzos, durante la elaboración del proyecto de ley, lo que significa que sus efectos no se han tenido debidamente en cuenta.»
El gobierno escocés se opone desde hace tiempo a los transgénicos y desea mantenerse en la línea de la UE, aunque su postura cuenta con la oposición de la NFU Scotland, que afirma que sitúa a los agricultores escoceses en desventaja competitiva.
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El Gobierno de Irlanda del Norte debe atenerse al protocolo negociado con la UE, que le obliga a respetar las normas sobre la definición de cultivos modificados genéticamente en Europa, que también incluyen los cultivos transgénicos.
Sin embargo, algunos fitomejoradores ingleses se muestran entusiasmados con el uso de la edición genética.
El Instituto Nacional de Botánica Agrícola, a las afueras de Cambridge, lleva más de cien años desarrollando nuevas variedades de cultivos para los agricultores británicos.
Cruzan distintas variedades para producir otras nuevas que crezcan mejor y sean más resistentes a las enfermedades. El desarrollo puede llevar de diez a quince años. El director del laboratorio, el profesor Mario Caccamo, explicó a BBC News que quiere utilizar la tecnología de edición genética para desarrollar nuevas variedades que puedan crecer bien en las condiciones más cálidas y secas que el Reino Unido experimenta cada vez con más frecuencia, debido al cambio climático.
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«Si tenemos en cuenta el crecimiento de la población y el aumento de la producción con métodos tradicionales, nos estamos quedando atrás», explica. «Las proyecciones muestran que tenemos que acelerar la forma de mejorar los cultivos, de lo contrario vamos a tener dificultades para alimentar al mundo».
El Reino Unido es uno de los líderes mundiales en investigación sobre genética vegetal. Pero esa experiencia no ha podido despegar, debido a la prohibición efectiva del desarrollo comercial de la tecnología, según sus partidarios. La esperanza es que el cambio legislativo atraiga nuevas inversiones que den lugar a nuevas empresas, nuevos puestos de trabajo y nuevos alimentos.
Bayer Crop Science ha desarrollado cultivos modificados genéticamente para su uso en todo el mundo y emplea a más de 30.000 personas.
Pero en el Reino Unido tiene una plantilla de 90 personas que se dedican al cultivo tradicional de plantas. La empresa aún no está preparada para anunciar nuevos planes de inversión en Inglaterra, pero su responsable de marketing en el Reino Unido, Lindy Blanchard, acogió con satisfacción el cambio legislativo.
«Estamos muy, muy ilusionados y nos hemos comprometido a ayudar a los agricultores a superar los retos del cambio climático y queremos proporcionar alimentos seguros y sostenibles a la sociedad, así que sin duda lo estudiaremos, pero paso a paso».
La nueva ley también contempla la posibilidad de introducir en las granjas inglesas animales editados genéticamente, como estos cerdos resistentes a enfermedades desarrollados en Escocia. Pero para ello será necesaria otra votación de los diputados en Westminster, una vez que el Gobierno esté convencido de que los animales no sufrirán.