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Autoridad regulatoria de Brasil aprueba una soja editada genéticamente para eliminar factores anti-nutricionales

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Etapa de la investigación realizada en cultivo de tejidos para la regeneración y selección de plantas editadas mediante CRISPR. Crédito: EMBRAPA

La autoridad reguladora brasileña consideró recientemente que una variedad de soja editada con CRISPR para eliminar un componente anti nutricional (lectinas), no tiene presencia de ADN de otra especie por lo cual es un producto convencional no-transgénico. El cultivo fue editado por EMBRAPA, una empresa estatal de Brasil que en su portafolio también trabaja con CRISPR para eliminar otros compuestos anti-nutricionales, mejorar calidad de aceite y desarrollar tolerancia a sequía.

EMBRAPA / 5 de septiembre, 2022.- La Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio), autoridad reguladora de cultivos biotecnológicos en Brasil, consideró en una reunión extraordinaria el pasado 1 de septiembre que la edición del genoma de la soja, realizada por Embrapa con la técnica CRISPR para desactivar y eliminar algunos factores antinutricionales, da como resultado una soja convencional, por tanto, no transgénica.

El dictamen se basó en la Resolución Normativa nº 16 y consideró que la planta editada no tiene presencia de ADN de otra especie, lo que hace que el producto sea no transgénico. «Esta aprobación del CTNBio es un gran logro, porque al considerar esta soja como no transgénica, no es necesario realizar el complejo proceso de desregulación comercial de un producto transgénico. Así, la liberación comercial es más rápida, reduciendo costes y facilitando la entrada de productos en el mercado con garantía de bioseguridad», celebra el director general de Embrapa Soja, Alexandre Nepomuceno.

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En los laboratorios de Embrapa Soja, los investigadores utilizaron la técnica de precisión de edición genética con CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats) para desactivar el factor antinutricional de la lectina en el ADN de un cultivar de soja altamente productivo. «Con esta alteración precisa y puntual en el ADN de la soja, pudimos imitar algunos procesos que existen en la propia naturaleza, pero que podrían tardar mucho tiempo en obtenerse por otras técnicas, como el mejoramiento clásico», explica Nepomuceno.

Algunos factores antinutricionales de la soja, que se utiliza como componente proteico en los piensos e incluso en la alimentación humana, dificultan la digestibilidad y la absorción de nutrientes, especialmente en los animales monogástricos, que tienen estómagos con una capacidad de almacenamiento reducida, como los cerdos y los pollos. «Por ello, el uso de la soja depende de un procesamiento térmico que inactiva estos factores antinutricionales, pero que aumenta el coste de producción», explica una de las coordinadoras de la investigación, la investigadora Liliane Henning, de Embrapa Soja. «Nuestra expectativa con estas plantas desarrolladas es asegurar la calidad nutricional de la soja, pero potencialmente permitir la reducción de costes en el uso de la soja para la alimentación animal», dice Liliane.

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A partir de ahora, Embrapa puede introducir esta característica genética deseada en sus otros cultivares adaptados a las diferentes regiones productoras. Sin embargo, la modificación realizada en el ADN de la soja ya se ha llevado a cabo en una variedad altamente productiva. «Si hubiéramos utilizado el mejoramiento clásico, habríamos tardado entre 10 y 12 años en introducir la misma característica en una variedad productiva. Con la técnica CRISPR, esto se hizo en seis meses y, tras la confirmación del fenotipo (presencia de la característica deseada), la variedad editada está lista para su registro y comercialización«, subraya el investigador.

Legislación y biotecnología

Según Nepomuceno, el dictamen del CTNBio para la nueva soja es relevante porque aumenta la posibilidad de que las instituciones públicas de investigación o incluso las pequeñas y medianas empresas desarrollen soluciones basadas en la biotecnología que puedan convertirse en innovaciones en el mercado.

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Según el investigador, Brasil viene siguiendo el mismo entendimiento de países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Japón, Australia, Chile y Colombia: una legislación más asertiva en cuanto al uso de la biotecnología en la agricultura, especialmente en el uso de técnicas de edición genética como CRISPR.

Nepomuceno refuerza que la edición de genes suele imitar procesos naturales o ya establecidos, como la mejora genética clásica. Lo que corrobora con el entendimiento de las agencias reguladoras, a nivel global, de considerar a los organismos con genoma editado como convencionales. «Esta percepción está permitiendo una democratización del uso de la biotecnología en la agricultura, permitiendo la presencia de más empresas que participan y aportan soluciones y valor añadido a la agroindustria», explica.

Nuevas investigaciones

El equipo de Embrapa Soja también destaca que la edición del genoma de la soja, a través de la tecnología CRISPR, se ha utilizado en la UD para generar plantas con la desactivación de otros factores antinutricionales (inhibidores de tripsina, por ejemplo), la mejora de la calidad del aceite y también en la activación de genes nativos de la soja implicados en el aumento de la tolerancia a la sequía.

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