Investigadores del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, en España, desarrollan un trigo bajo en gluten, aptos para pacientes celiacos, a partir de la técnica de ‘edición génica’, aún sometida a muchas restricciones por las autoridades europeas.
El Mundo / 6 de enero, 2022.- El Instituto de Agricultura Sostenible (IAS), ubicado en Córdoba, ha desarrollado un trigo que reduce en un 85% el gluten del pan. La patente del resultado de la investigación está ya comercializándose; eso sí, fuera de España y de Europa, pues la legislación de la UE sobre organismos modificados genéticamente resulta muy restrictiva. En pocos años se podrá dar la paradoja de que el trigo cultivado en un tercer país gracias a estos científicos del CSIC acabe vendiéndose en forma de pan sin gluten en Andalucía.
El desarrollo del pan libre de gluten se debe a una técnica de laboratorio que está revolucionando la biología molecular, Crispr o edición génica, denominada coloquialmente como tijeras genéticas. Se trata de la posibilidad de cortar genes y sustituirlos por otro, o inhibir los que se deseen. Este sencillo y barato sistema lo utilizan algunos pocos centros de investigación andaluces. El IAS-CSIC se ha centrado en el trigo.
La intolerancia al gluten afecta aproximadamente al 7% de la población mundial. La patología más común, la enfermedad celíaca, tiene como responsable a una parte del gluten de trigo, cebada y centeno. Mientras no se desarrolle comercialmente esta variedad de trigo, el único tratamiento realmente efectivo consiste en una dieta libre de gluten de por vida, algo complicado con la dieta habitual, y con los efectos negativos en la salud intestinal.
[Recomendado: Desarrollan trigo transgénico bajo en gluten dirigido a pacientes celiacos]
Francisco Barro, investigador del IAS-CSIC, señala que la edición génica de plantas la considera la UE desde 2018 -tras sentencia judicial- con el mismo nivel de restricción que el tratamiento transgénico, que consiste en sustituir genes de un ser por los de otro. Con esta técnica sólo está autorizado en Europa un tipo de maíz, y entre fuertes protestas ecologistas.
El CSIC ha lanzado ya la comercialización de la patente, que podrá ser usada para cultivar este tipo de trigo en países externos a la UE. En España solamente se ha sembrado en los viveros experimentales del centro investigador en Córdoba. Barro señala que los resultados son óptimos. El cultivo a gran escala todavía no se ha producido, «la licencia se registró en 2018, y la complejidad de algo así hace normal esperar cinco o seis años hasta que se dan los permisos en un país».
El gluten facilita la masificación de la harina de trigo al aportar la elasticidad, y su ausencia se paliará en la fase de manipulación. «Al quitar una parte del gluten, las propiedades quedan algo alteradas, pero se soslaya tratándolo con menos ‘violencia’ en las amasadoras», indica el científico, subrayando que las propiedades nutritivas permanecen.
[Recomendado: Francisco Barro, el español detrás del trigo modificado genéticamente bajo en gluten apto para celiacos]
TAMBIÉN PARA LA FRUTILLA
Otro producto que tendrá su edición génica es la fresa. En el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea, un centro mixto de la Universidad de Málaga y el CSIC, trabajan para ralentizar la maduración del fruto. «Llevamos muchos años analizando los genes del reblandecimiento del fruto, pues la fresa resulta muy perecedera», afirma el catedrático José Ángel Mercado. Hasta el momento han identificado varios genes que parecen estar muy relacionados, pues cuando los inhiben el producto es algo más firme y aguanta mejor una vez recolectado.
[Recomendado: El cultivo de maíz Bt en España compensa cada año la emisión de más de 57 mil toneladas de CO2]
El objetivo del IHSM-CSIC es introducir una proteína de forma transitoria, que no se integra en el ADN y a los pocos días desaparece, pero ha cumplido su función de editar la cadena genética ‘silenciando’ algunos genes. «Sería un producto indistinguible de una planta convencional», añade Mercado. Pero se encuentra en la misma situación de restricción legal por parte de la UE. Sólo si se acepta la edición génica podrá aplicarse el resultado de la investigación en los campos de Huelva. Este trabajo se halla en desarrollo, sin patente registrada.
Mercado considera que existen en Andalucía buenos centros investigadores. Y que la técnica Crispr -que otorgó el Nobel de Química en 2020 a dos científicas- «es el futuro», señalando que además del trigo y la fresa, también en la vid y el manzano existe un alto interés por aplicar la edición de genes por su precisión y bajo coste.