China ha alcanzado un ‘nivel de clase mundial’ en investigación agrícola sobre la soya, reveló un especialista. Lideraron la publicación de estudios sobre este cultivo en 2019, y también se suman al uso de CRISPR, herramienta con la cual ya han logrado adaptar el cultivo a zonas tropicales.
China.org / 25 de agosto de 2020.- Los avances tecnológicos han dado como resultado un aumento de la producción de soya en China en los últimos años, y se espera que los avances mejoren la oferta nacional, resaltó un reconocido experto.
«El apoyo nacional a la investigación científica y tecnológica agrícola que cubre toda la cadena de producción ha cumplido un rol crucial para garantizar la seguridad alimentaria, que ha resistido pruebas como la pandemia de COVID-19», sostuvo Han Tianfu, científico principal de la soya en el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales.
«En términos de estudios científicos sobre la soja, China ha continuado su progreso en los últimos años y ha alcanzado un nivel de clase mundial en algunos campos”.
El año pasado, especialistas chinos publicaron más de 700 artículos sobre la soya en inglés en varias revistas internacionales influyentes, más que en cualquier otro país del mundo, destacó Han, también investigador de la Academia China de Ciencias Agrícolas.
Con la adopción de nuevas tecnologías, la producción por hectárea en el país alcanzó más de 1,9 toneladas métricas el año pasado, un aumento del 83 % desde 1978, dijo. Se han conseguido varios avances científicos y tecnológicos en la soya en años recientes, lo que ha contribuido a incrementar su rendimiento.
[Recomendado: China está ad-portas de aprobar siembra comercial de maíz y soya transgénica]Anualmente, se han obtenido alrededor de 200 nuevos cultivos de soya, extendiendo su producción en toda la nación, puntualizó Han. Zhonghuang-13, una variedad superior desarrollada por científicos de la Academia China de Ciencias Agrícolas, se cosechó en más de 7 millones de hectáreas a fines de 2018, con el consiguiente crecimiento de la producción en un 16 % en la provincia de Anhui.
En Xinxiang, provincia de Henan, esta excedió el año pasado en 4,6 toneladas por hectárea en una tierra de cultivo piloto, 2,5 veces el nivel promedio nacional, debido a la promoción de nuevas tecnologías agrícolas que involucraron métodos innovadores de labranza cero y cobertura de tallos, explicó Han.
Lo último en edición del genoma también ha servido para el desarrollo de nuevos cultivos de soya que puedan adaptarse a áreas de baja latitud en el sur de China.
El estudio, que utilizó una herramienta de edición conocida como CRISPR/Cas9 para «eliminar» dos genes clave que regulan el tiempo de floración y madurez de la soya, hizo posible el impulso de este cereal en regiones tropicales, añadió.
[Recomendado: Científicos chinos desarrollan soya biotecnológica de mayor rendimiento en climas cálidos]Los principales programas existentes financiados por el gobierno, como el Sistema de Investigación Agrícola de China, que incorpora especialistas en varias disciplinas y cubre 50 sectores, han jugado un papel importante en un mayor nivel de estudio y desarrollo agrícolas, dijo, y agregó que se esperan más progresos en los próximos años.
Aunque la soya es originaria de China, el país ha dependido de las importaciones, principalmente de Brasil y Estados Unidos, para satisfacer la creciente demanda interna de aceite comestible y proteína animal. La mayor parte de las 88,5 millones de toneladas compradas en el exterior en 2019, que representan más del 80% del consumo interno, se procesó en aceite y alimento para animales.
«En comparación con los principales cultivos como el arroz, el trigo y el maíz, la soya tiene un rendimiento mucho más bajo y requiere más tierra, lo cual es una de las razones por las que no se ha promovido tan ampliamente en China debido a lo limitado en suelos de cultivo», sostuvo Han.
[Recomendado: China apuesta en grande con edición genética para alimentar a sus 1400 millones de habitantes]Sin embargo, los esfuerzos para mejorar su producción nunca se han detenido, recalcó.
El año pasado, su producción total superó los 18 millones de toneladas, un máximo histórico y un incremento del 13% en comparación con el año anterior, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
«Para revitalizar su cultivo, se necesita más inversión en los próximos años en investigación científica y en una mejor aplicación de los últimos logros tecnológicos, como las nuevas cepas creadas por biotecnología», dijo.
Mientras tanto, dado que se espera que sigan existiendo grandes brechas entre la oferta y la demanda internas, cambiar los hábitos alimenticios poco saludables que dependen en demasía del aceite y la proteína animal también puede reducir su demanda, detalló. Por tanto, la oferta nacional podría satisfacer la demanda y China dependería menos de las importaciones.