La ley de moratoria a los transgénicos, es decir la postergación al ingreso y producción de Organismos Vivos Modificados en el Perú, que ya lleva 8 años de vigencia, ha causado la pérdida de US$ 8,000 millones a unos 700,000 agricultores dedicados al algodón, maíz amarillo duro y papa, manifestó el investigador Dr. Enrique Fernández Northcote quien reclamó adelantar su levantamiento fijado para dentro de dos años.
“Ya se tiene todo lo necesario para terminar con esa ley que solo ha perjudicado a los agricultores y a la agricultura peruana. Ahora se tiene al fortalecimiento de capacidades y líneas de base que eran los objetivos de esta ley de moratoria. En el caso del maíz, papa, papaya y algodón tenemos suficiente información -incluso la teníamos antes de que salga la ley de moratoria- con los avances que muy bien se han hecho en el Ministerio del ambiente, señaló.
Agregó el científico “No tenemos por qué esperar hasta el 2021, mi propuesta es que ya se levante la moratoria al menos parcialmente para el caso de los cultivos mencionados, incluso de la alfalfa. No debemos permitir que se siga perdiendo ingresos”. En un estudio que hizo el Dr. Ing.Ramón Díaz, de la Universidad Agraria de La Molina, se ha calculado que por esta ley de moratoria perdemos alrededor de 1,000 millones de dólares al año, por no tener cultivos transgénicos de maíz, algodón o cisgénicos, en el caso de la papa.
En cambio, el costo de aplicar estas medidas transgénicas habría sido de sólo 6.7 millones de dólares (lo que costaría hacer 6 km de carretera). Con esto habríamos logrado incrementar el nivel de vida de 700,000 agricultores dedicados al algodón y maíz amarillo duro y papa y obtenido beneficios indirectos no solamente para cuatro millones de involucrados directamente sino también para todos los peruanos por asegurar la alimentación y entrar a otras áreas mejorando la competitividad, dijo Fernández Northcote.
“Deberíamos ponerla ya en práctica en el campo. En los hechos muchos agricultores ya lo están haciendo como en Piura donde hay unas tres mil hectáreas con estas semillas transgénicas ( granos de maíz de consumo humano que los han utilizado como semillas) y los agricultores que las han sembrado las prefieren -aunque los rendimientos no sean los que deberían- debido a que no necesitan utilizar insecticidas y esto les significa un menor costo de producción.
Eso mismo ha sucedido en diversas partes del mundo, explicó. “Cuando los agricultores tienen la oportunidad de ver la bondad de las semillas transgénicas, las adoptan, las usan. Ha sucedido en Argentina, en Brasil, en Paraguay y ahora son grandes exportadores de maíz transgénico”, agregó.
En el caso de Piura, el Ministerio del Ambiente ha tomado las medidas necesarias -dijo- pero sería mejor que las tengas autorizadas y regularlas a que no esté autorizado y la informalidad lo malogre todo, agregó.
En Brasil, comentó, sucedió algo similar y cuando una ministra del Ambiente prohibió los transgénicos, los agricultores fueron al Congreso a quejarse y al poco tiempo el gobierno tuvo que permitir la semilla transgénica de maíz en Brasil y lo mismo en Paraguay que ahora son grandes exportadores.
“Brasil no sólo desarrolló maíz transgénico, también café. Nosotros que tenemos el segundo café más rico en aroma junto con el de Colombia hemos perdido calidad por culpa de la enfermedad de la roya amarilla que devastó un 60% de nuestros cafetales. Ahora se fomenta la agricultura orgánica pero ella no va a solucionar nuestra competitividad”, opinó. En cambio Colombia, que tuvo el mismo problema ha reemplazado sus cafetales, con una raza resistente, al igual que los brasileños. Mientras tanto nosotros estamos perdiendo nuestra competitividad, afirmó Fernández Northcote. Actualmente Perú y Venezuela son los dos únicos países de la región que no aceptan los transgénicos.
Comprobación científica
En el caso del maíz y la papa, explicó, que en estudios realizados en el Perú en la UNALM se ha comprobado a nivel molecular que no ha habido ningún problema al sembrar especies mejoradas convencionalmente y la pureza de razas nativas utilizando la técnica del distanciamiento que es la principal medida para evitar que pase el polen de los convencionales (o transgénicos) a nuestras razas nativas y eso se aplica ya desde hace muchos años por nuestros agricultores y productores de semilla de calidad.
En el caso de la papa se trabajó en colaboración el Centro Internacional de la Papa para comprobar si a lo largo de muchos años de coexistencia entre los cultivares mejorados convencionalmente y razas nativas había habido un flujo de genes de las primeras hacia las segundas y los resultados fueron negativos.
Teniéndose la información, ahora lo que se requiere es poner en práctica todo el conocimiento que tiene el personal de INIA en el manejo de riesgos y en la evaluación de riesgos haciendo parcelas demostrativas.Estos son estudios del 2010 al 2012, ahora lo que se necesita llevarlas a la práctica.
Falta de liderazgo y decisión política
A pesar de que ha habido en todos estos años de moratoria un avance muy marcado en el aspecto científico, no ha ocurrido así en el aspecto político, señaló el Dr. Fernández. “Mi impresión personal es que falta liderazgo y decisión política de los ministros sobre todo de agricultura y del viceministerio de pesquería”, dijo.
“No hay la visión, ni la formación, ni los conocimientos de los ministros como para orientar y evaluar estas posibilidades” manifestó.
Lamentó que hace ocho años se haya aprobado esta ley de moratoria más que nada por presiones de ciertas ONG. “El Perú es uno de los países que debería ser líder en el desarrollo de los productos biotecnológicos, aprovechando toda la Biodiversidad que tenemos. Nuestros desiertos deberían estar llenos de invernaderos produciendo productos a base de los genes útiles de nuestra diversidad”, opinó.
Lo que se hizo fue crear un fantasma ya que nadie quería meterse ni estudiar algo relacionado con las herramientas biotecnológicas. Eso afortunadamente está cambiando últimamente, ya hay universidades que están haciendo investigaciones para el uso de nuestros genes pero en realidad para solucionar nuestros problemas de alimentación y competitividad.