El reconocido economista agrícola Graham Brookes, de la consultora británica PG Economics, publicó los últimos descubrimientos sobre el uso de maíz genéticamente modificado (GM) resistente a plagas en España y Portugal. El estudio abarca 21 años, a partir de la primera vez que se sembró maíz transgénico Bt en España en 1998. En 2018 se plantaron 121,000 hectáreas de maíz resistente a insectos en ambos países. Esto equivale al 35% del área total de maíz en España y al 6% en Portugal.
[Recomendado: 2 décadas de beneficios económicos y ambientales en España gracias al maíz transgénico Bt]El estudio también indicó cómo el maíz transgénico ha ayudado a los agricultores a cultivar más maíz para alimentos y pienso animal mientras utilizan menos recursos.
[Recomendado: Francisco Barro, el español detrás del trigo modificado genéticamente bajo en gluten apto para celiacos]También se documentó que la siembra de maíz transgénico disminuyó el uso de insecticidas y combustibles fósiles durante la fumigación de cultivos, además del ahorro de los escasos recursos hídricos. Para el caso de la reducción del uso de pesticidas, esta ha sido de 678,000 kg de ingrediente activo (-37%) y, como resultado, se disminuyó el impacto ambiental asociado con el uso de herbicidas e insecticidas en estos cultivos en un 21%.
[Recomendado: Maíz transgénico desarrollado en España podría salvar millones de vidas en África]En términos de ingresos de los agricultores, la siembra de maíz transgénico ha dado como resultado un aumento en el rendimiento de los cultivos y la reducción de los gastos para el control de plaguicidas, por lo que los agricultores tienen ingresos más altos, con un promedio de € 173 por hectárea y un retorno de inversión promedio de +€4,95 por cada €1 extra gastado en semillas de maíz transgénico en comparación con el uso de semillas de maíz convencionales.
[Recomendado: Investigadores daneses critican la estricta regulación europea en cultivos transgénicos]Se demostró que esto ayudó a los ingresos de los hogares agrícolas y, a largo plazo, impulsó las economías rurales y nacionales de ambos países. Estas ganancias en los ingresos surgieron principalmente de los rendimientos más altos (+11.5% en ambos países).
[Recomendado: José Miguel Mulet: “En Europa solo sembramos un transgénico pero importamos noventa”]Si bien se demostró que el uso de maíz GM resistente a insectos contribuyó a abordar la producción de cultivos, los desafíos ambientales y ha aumentado los ingresos de los agricultores, Brookes también señaló que todavía hay miembros de la Unión Europea que optaron por prohibir el cultivo de maíz GM. A pesar de haber sido aprobado para la siembra en la UE hace muchos años. Se dice que estos países están perdiendo los beneficios económicos y ambientales del maíz transgénico.
Fundación Antama menciona lo siguiente en su artículo al respecto:
Desde 1998, el cultivo de maíz Bt ha permitido a los agricultores españoles y portugueses obtener una producción adicional de 1,89 millones de toneladas, utilizando menos recursos y contribuyendo a reducir la presión sobre algunos escasos como el agua. Para alcanzar esos niveles de producción con maíz convencional habría sido necesario cultivar una superficie agrícola adicional de 15.240 hectáreas en los dos países. Durante el período de 21 años, el ahorro equivalente de tierras derivado de la producción adicional ha sido de 188,890 hectáreas. Indirectamente, el maíz Bt también ha contribuido al ahorro de agua gracias a los mayores rendimientos y su incremento productivo. Conseguir la producción alcanzada con semillas convencionales habría requerido el uso adicional de 1.042 millones de m3 de agua de riego.
El total de superficie cultivada con maíz Bt en los dos países entre 1998 y 2018 fue de 1,65 millones de hectáreas. En este período se ha registrado un aumento en los ingresos de 285,4 millones de euroS. Por cada euro extra gastado en la compra de esta semilla respecto al coste de la semilla convencional, los agricultores han obtenido 4,95 euros en ingresos adicionales. Estos beneficios se derivan principalmente de mayores rendimientos, con un incremento del 11,5%.El aumento productivo y la reducción de costes ha aumentado los ingresos de los agricultores en una media de 173 € por hectárea, impulsando las economías rurales de los dos países.