Un programa de US$1.700 millones apunta a desarrollar 30 variedades de plantas y animales editados genéticamente en la próxima década. Los científicos de la Academia de Ciencias de Rusia ya están desarrollando variedades de papas y remolacha azucarera resistentes a patógenos. Además, investigación para lograr que la cebada y el trigo sean más fáciles de procesar y más nutritivos se encuentra en progreso.
Rusia está adoptando la edición de genes. Un programa federal de 111.000 millones de rublos (1.700 millones de dólares) tiene como objetivo crear 10 nuevas variedades de cultivos y animales modificados genéticamente para 2020, y otras 20 para 2027.
Alexey Kochetov, director de la rama siberiana del Instituto de Citología y Genética de la Academia de Ciencias de Rusia (RAS) en Novosibirsk, dio la bienvenida al programa de investigación, y señaló que la genética en Rusia ha estado «crónicamente subestimada» durante décadas. La financiación para la ciencia se desplomó en la década de 1990 luego de la ruptura de la Unión Soviética, y Rusia aún está rezagada con respecto a otras grandes potencias: en 2017, gastó el 1.11% de su producto interno bruto en investigación, en comparación con el 2.13% en China y el 2.79%. en los Estados Unidos.
Pero algunos investigadores dudan de que los objetivos puedan cumplirse a tiempo, y temen que la iniciativa no aborde los otros problemas que enfrentan, como la excesiva burocracia.
Tampoco está claro si los 111 mil millones de rublos están incluidos en el presupuesto federal de ciencia civil existente, que en 2018 fue de 364 mil millones de rublos, con 22 mil millones de rublos gastados en investigación genética, o si se suma a ese presupuesto.
El programa, que se anunció en abril, también atrajo el interés porque sugiere que algunos productos de edición genética ahora estarán exentos de una ley aprobada en 2016 que prohíbe el cultivo de organismos genéticamente modificados (GM), o transgénicos, en Rusia, excepto con fines de investigación. Anteriormente, no estaba claro si los organismos editados genéticamente estaban incluidos en la prohibición.
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La ley de 2016 describe a los organismos genéticamente modificados (OGMs, o transgénicos) como aquellos con modificaciones genéticas «que no pueden resultar de procesos naturales». Pero el decreto que estableció el nuevo programa, describe a las tecnologías de edición de genes (como CRISPR-Cas9) que no necesariamente insertan ADN externo, como equivalentes a los métodos de mejoramiento convencional.
Este es un paso positivo para los investigadores rusos, muchos de los cuales se mostraron desmotivados por la incertidumbre de la prohibición de 2016, según un científico de un importante instituto de RAS en Moscú que pidió permanecer en el anonimato por temor a repercusiones profesionales.
La redacción del decreto concuerda con la postura del Departamento de Agricultura de los EE. UU. (USDA), que el año pasado afirmo que no tiene planes para regular “plantas que de otro modo podrían haberse desarrollado mediante técnicas de mejoramiento tradicional”, incluidas las especies editadas genéticamente, aunque la situación es menos clara con los animales, que son supervisados por la Food and Drug Administration (FDA).
[Recomendado: Gobierno de Estados Unidos da «luz verde» a las nuevas técnicas de mejoramiento genético vegetal]Por el contrario, en una sentencia de julio de 2018 de la corte más alta de la Unión Europea se declaró que los cultivos editados genéticamente están sujetos a las mismas regulaciones estrictas que los cultivos transgénicos, algo que muchos científicos dijeron que obstaculizaría la investigación.
[Recomendado: Edición Genética: Científicos europeos exigen una política basada en la ciencia]Konstantin Severinov, un genetista molecular que ayudó a desarrollar el programa del gobierno, dijo a Nature que es importante que Rusia no se quede al margen de la «bonanza CRISPR» del mundo, y que uno de los objetivos del programa es hacer que Rusia sea menos dependiente de los cultivos importados.
«A pesar de considerarse un granero de pan, Rusia depende en gran medida de las importaciones cuando se trata de variedades de cultivos de élite, por lo que [el gobierno decidió] hay que hacer algo», dice Severinov, quien divide su tiempo entre la Universidad de Rutgers en Piscataway, Nueva Jersey, y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Skolkovo cerca de Moscú. «Afortunadamente, algunos miembros de la Academia de Ciencias de Rusia lograron argumentar que CRISPR/Cas9 es algo bueno«.
Cebada y remolacha
El decreto enumera cuatro cultivos (cebada, remolacha azucarera, trigo y papas) como prioridades. Rusia es el mayor productor mundial de cebada y el mayor productor de los otros tres, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Los proyectos para desarrollar versiones editadas genéticamente de estos cultivos ya están en marcha. Los científicos de los institutos de RAS en Moscú están desarrollando variedades de papas y remolacha azucarera resistentes a patógenos. Y la investigación de edición de genes con el objetivo de hacer que la cebada y el trigo sean más fáciles de procesar y más nutritivos está en progreso en el Instituto de Investigación de la Industria Vegetal Vavilov en San Petersburgo, y en el Instituto de Citología y Genética RAS.
Pero no está claro si los científicos rusos pueden cumplir con los ambiciosos objetivos del programa. A pesar de haber ayudado a desarrollar el programa, Severinov, quien una vez describió el trabajo en Rusia como «nadar en una piscina sin agua», dice que no aborda las condiciones «inhumanamente malas» para hacer investigación en ciencias de la vida en Rusia, incluyendo la burocracia y mal acceso a los suministros.
El científico anónimo que habló con Nature también duda del cronograma del programa: «Estoy seguro de que [el gobierno] gastará el dinero y considerará que el programa es un gran éxito». Tengo menos confianza en que en realidad habrá nuevas variedades para el próximo año, quizás más tarde».
Kochetov dice que los objetivos de la iniciativa son realistas. «El programa de investigación traerá productos prometedores, no hay duda de ello». Dice que las empresas privadas podrían acelerar la financiación para la investigación de edición de genes ahora que la ley es más clara. Pero piensa que aún existe cierta incertidumbre legal y predice que se requerirá una mayor regulación para comercializar cualquier organismo desarrollado bajo el programa.
Yi Li, un científico de plantas de la Universidad de Connecticut en Storrs, dice que el lanzamiento del programa es «un movimiento significativo» tanto para Rusia como para el mundo. Él dice que podría impulsar a China a invertir más en tecnologías de edición de genes, y ayudar a alimentar un entusiasmo creciente por tales tecnologías en los Estados Unidos. «Para los países europeos, esto puede ser un desarrollo muy interesante a la luz de la sentencia del tribunal de justicia europeo sobre la edición del genoma«, añade.