Nuevo informe titulado ‘Creating a Sustainable Food Future’, lanzado por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), analiza las opciones de alimentar a los casi 10.000 millones de personas que habitarán el planeta en 2050, momento en el que la demanda de alimentos aumentará en más del 50%, con una caída en los productos de origen animal estimada en un 70%.
El informe señala que el mundo debe impulsar la producción de alimentos en las tierras agrícolas existentes y que los organismos genéticamente modificados (OGMs) y la edición genética pueden ayudar a hacer más eficiente el mejoramiento de cultivos para aumentar los rendimientos. Según el informe, no hay evidencia de que los OGMs tengan efecto adverso alguno sobre la salud humana.
El informe dice que no hay una solución mágica para producir suficientes alimentos de manera sostenible, pero que sí existen cinco grupos de soluciones que pueden asegurar que todos puedan alimentarse sin aumentar las emisiones, la deforestación y sin impulsar la pobreza.
El WRI estima que alimentar al mundo de manera sostenible al tiempo que se reduce el uso de la tierra agrícola y las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, implicará:
- Reducir la demanda de alimentos reduciendo la pérdida y el desperdicio de alimentos, comiendo menos carne, utilizando cultivos para alimentos y piensos en lugar de biocombustibles, y reduciendo el crecimiento de la población al alcanzar niveles de fertilidad de reemplazo;
- Aumentar la productividad agrícola y ganadera a niveles más altos que los históricos, pero en la misma superficie.
- Detener la deforestación, restaurar las tierras degradadas, y vincular los rendimientos a la protección de los paisajes naturales;
- Mejorar la acuicultura y gestionar las pesquerías silvestres de manera más eficaz; utilizando tecnologías innovadoras y métodos de cultivo que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.
El informe ha sido producida por el WRI en asociación con el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y las agencias francesas de investigación agrícola CIRAD e INRA.