- Por Sofía Valenzuela. Dra. en Recursos Naturales, Subdirectora del Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción.
Avanza el tiempo y la sociedad, y quiero pensar, toma conciencia acerca del impacto negativo que hemos generado sobre el planeta. Alerta por la disminución de especies, flora y fauna, otras en peligro de extinción, todo apunta a la pérdida de biodiversidad como una consecuencia grave de nuestra presencia en la Tierra.
Es una alerta, que estamos a tiempo de abordar y mitigar, con el apoyo de la biotecnología. ¿Cómo? El uso de la ingeniería genética es una poderosa herramienta para disminuir la pérdida de especies vegetales, debido a estrés biótico (insectos, hongos, bacterias, virus), o abiótico (seguía, salinidad, temperatura).
Un ejemplo de esto, es el caso del castaño americano, especie que era ampliamente empleada por siglos en Estados Unidos, tanto por su madera como por sus frutos, por parte de comunidades rurales, siendo un sustento económico relevante. A su vez, tiene un gran rol ecológico en el este de EE.UU., donde sus frutos son alimento para varias especies de aves, osos, entre otras. Este árbol, fue afectado por una enfermedad causada por un hongo, al punto que casi no quedaban individuos sanos. Dada la relevancia ecológica y cultural de la especie, hace unos años, se invirtieron enormes recursos para llevar adelante dos estrategias: una, a través del desarrollo de un híbrido; y la segunda, empleando ingeniería genética. Luego de más de tres décadas de arduo trabajo e investigación, se produjeron los primeros castaños transgénicos en Estados Unidos, los que han resultado ser resistentes a la enfermedad producida por el hongo. Estos contienen un gen proveniente desde el trigo, oxalato oxidasa, un gen que participa en la resistencia a enfermedades en diferentes especies vegetales.
Hoy, se está avanzando con los estudios de bioseguridad para liberar estos árboles al ambiente y recuperar este patrimonio vegetal de América del Norte.
Con las condiciones del cambio climático global, tendremos más y más especies vegetales amenazadas o en peligro de extinción. ¿Aprovecharemos esta tecnología para mantenerlas vivas? No podemos descartar la opción, en especial cuando la política y la economía no sean suficientes para resguardar la biodiversidad que las sostiene.