En una entrevista realizada por el periódico Las Últimas Noticias (LUN), nuestro Director Ejecutivo comenta los últimos reportes sobre el aumento en el uso de cultivos transgénicos a nivel global, la oposición política europea, el aporte que podrían dar hacia una agricultura nacional más productiva, y especialmente, ser una herramienta para combatir los problemas de sequía.
Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio, avala en cifras su apoyo a los cultivos transgénicos. Las cifras que esgrime indican que el 2017 la superficie global con este tipo de cultivos llegó a 189,8 millones de hectáreas, un 12,7% de la superficie arable del planeta. Que entre ese año y 2016 hubo un crecimiento de 3%, es decir, 4,7 millones de hectáreas y que, con esos ritmos, esta tecnología es la que tiene la más rápida tasa de aceptación en la historia de la agricultura.
«Si los transgénicos son tan negativos como sus detractores los presentan, ¿por qué año a año, desde que partieron, en 1996, la superficie plantada crece y crece? Eso es porque los agricultores que los usan demandan el producto al otro año ya que les ayudan en sus preocupaciones: insectos, herbicidas y clima adverso. Y en ese sentido los países los apoyan porque resuelven los problemas del campo y aseguran la producción de alimentos», plantea. Los datos los saca del último estudio sobre la situación global del tema, presentado el martes por el Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAAA por sus siglas en inglés).
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- Esa expansión que usted muestra no ha sido tal en un mercado crucial para Chile como la Unión Europea (UE), que los restringe…
M: Si bien ellos efectivamente han puesto trabas a la producción y a la siembra, los importan y consumen igual, tanto para personas como para animales. Si la UE, que tiene muchas restricciones sobre el tema, los acepta, nos da la razón en que son seguros.
- Pero no en cuanto al impacto al medio ambiente, porque su cultivo no está abierto…
M: La UE hoy tiene dos cultivos autorizados para siembra, un maíz y una papa, pero solo se produce el maíz, que es resistente a insectos. Lo cultivan España y Portugal. Hay una fuerte presión de grupos ambientalistas que se opone a su uso y, de hecho, la UE es el último bastión que se niega a la siembra, pero han ido cediendo. Ya tienen dos cultivos autorizados y más de 100 productos [GM] habilitados para consumo. Ellos tienen más de cien archivos pendientes de aprobación con informes favorables, pero la decisión final no la toman los técnicos, sino los políticos y ellos ceden a las presiones. En el resto del mundo se ha avanzado en la regulación de implementación y consumo.
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- Los transgénicos no calzan con la oferta de alimentos naturales como la fruta que tiene Chile…
M: Supongamos que Chile decida producir transgénicos. ¿Qué impacto tendría, por ejemplo, si dijera que va a tener una uva transgénica para vinos? Podría dejar la escoba, porque exportamos vinos a Europa y ellos efectivamente tienen cierto rechazo a estos productos y se podría generar una imagen negativa. Si yo fuese la autoridad, diría que no, pero cambiemos de cultivo. ¿Chile exporta maíz? No, entonces no hay problema en los mercados de destino. En este caso, la producción nacional sólo satisface el 50% de las necesidades de consumo humano y animal, y ese déficit se podría reducir a un 20% con un maíz transgénico que tuviera mayor productividad. Por eso la evaluación debe ser caso a caso, no descartar a priori la tecnología.
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- ¿A su juicio, que cultivos transgénicos serían un aporte para Chile?
M: Hoy la sequía es un problema real, no solo en Chile, sino en el mundo debido al cambio climático. Y tenemos científicos en la Universidad de Talca que desarrollaron un maíz [GM] tolerante a la sequía que podría tener cultivos con buenos rendimientos en base a menos agua. Es decir que los transgénicos podrían combatir la sequía en Chile. La Universidad Católica está desarrollando cítricos transgénicos tolerantes a la salinidad. Con ellos podríamos cultivar cítricos en el norte de Chile en suelos salinos del desierto con mezclas de agua salada y dulce.
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Líderes en semillas
Chile es el mayor productor de semillas transgénicas del hemisferio sur. Se trata de cultivos de maíz, soya y canola que están ubicados en las regiones Metropolitana, VI, VII, VIII y IX, que abarcan una superficie de 13.900 hectáreas y que en 2017 significaron exportaciones por $71 millones de dólares. El país opera en el mercado de contraestación, lo que quiere decir que produce en la primavera verano del hemisferio sur, cuando en el norte no pueden cultivar. Así, los envíos chilenos complementan la producción de dichos mercados, que no son capaces de auto abastecerse. La gracia es que estas semillas tienen una modificación genética que las hace resistentes a insectos y herbicidas.