- Por Miguel Ángel Sánchez, Doctor en Ciencias Biológicas, Director Ejecutivo ChileBio.
- Columna publicada en el Diario El Centro de Talca, 6 de junio de 2018.
Las noticias falsas, conocidas en inglés como “fake news”, preocupan cada vez más. El fenómeno, si bien ha existido siempre, encuentra actualmente “caldo de cultivo” en las redes sociales, donde se facilita la continua viralización de datos incorrectos, y donde muchas veces cuesta distinguir entre fuentes rigurosas o científicas, y los activistas conspirativos.
Los cultivos transgénicos, así como las vacunas, se han transformado en víctimas favoritas de esta desinformación. Un estudio del francés G. E. Seralini en 2012, el cual sugirió efectos cancerígenos a partir de ratas que desarrollaban tumores en un tiempo de dos años, ha sido difundido extensamente a través de redes sociales. Sin embargo, nadie aclara que la cepa de ratas utilizadas en el experimento desarrollaba tumores de manera espontánea, por lo que el estudio fue retractado por los editores de la revista científica que lo publicó, por esto y otras deficiencias metodológicas, y la comunidad científica le restó toda validez.
Así, no es de extrañar la conclusión que se desprende de un reciente estudio publicado en la revista European Journal of Cancer. La investigación, que consistió en una encuesta realizada a algo más de un millar de personas en Reino Unido, y realizada por científicos del University College London y de la Universidad de Leeds alerta acerca de los mitos sobre el cáncer. Allí, un 34% de los participantes creyeron erróneamente que los alimentos modificados genéticamente son causantes de cáncer. Y junto a ello, nombraron otras eventuales causas no probadas científicamente como los aditivos alimentarios (42%), la exposición a ondas electromagnéticas (35%), o la radiación del microondas (19%).
El problema con las “fake news” es que para las personas se hace difícil discriminar la información que está disponible en las redes sociales. Por eso, es importante que la comunidad científica salga a comunicar sus estudios y las evidencias con las que cuenta. En el caso de los cultivos transgénicos, antes de salir a la venta de forma comercial, estos deben pasar satisfactoriamente una etapa conocida como análisis de riesgo que solicitan los países, donde deben probar que no producen efectos adversos en personas, animales y medio ambiente. Por lo tanto, los transgénicos que hay disponibles comercialmente en el mundo son seguros, no producen cáncer, ni tampoco otros efectos adversos.