Una papa genéticamente modificada para resistir la devastadora enfermedad del ‘tizón tardío’ ha demostrada un gran éxito en los ensayos de campo según afirman los científicos británicos financiados por el fondo público del BBSRC y radicados en el Norwich Research Park.
El equipo, dirigido por el profesor Jonathan Jones y parte de la Iniciativa de Horticultura y Papas (HAPI) del Consejo de Investigación de Biotecnología y Ciencias Biológicas (BBSRC), ha introducido un gen de resistencia al tizón tardío de una papa silvestre y lo introdujo en su pariente cercano, la popular variedad comercial Maris Piper.
El tizón tardío, causado por el hongo Phytophthora infestans, es un problema globalmente serio. Contribuyó de manera significativa a la gran hambruna irlandesa en la década de 1840 (causada por la pérdida masiva de los cultivos de papas), y en el siglo XX se convirtió en materia de investigación de armas biológicas debido a su capacidad de diezmar por completo los cultivos.
«El primer año del ensayo de campo Maris Piper ha funcionado brillantemente», dijo el profesor Jones. «Hemos observado resistencia al tizón tardío en todas las líneas [modificadas]”. Después del primer año ensayo de campo, los científicos han observado una mejora notable en la resistencia al tizón tardío, con una gran diferencia en la salud entre las plantas resistentes y las no resistentes.
En el ensayo de campo se observa como las papas modificadas con el nuevo gen introducido son totalmente resistentes al tizón (derecha), mientras que las papas no modificadas son totalmente susceptibles al patógeno (izquierda). Imagen: Steve Adams.
Las pérdidas de cultivos debido al tizón tardío siguen siendo importantes, y con una población mundial en aumento con necesidades nutricionales complejas, se deben tomar más medidas para mejorar la sostenibilidad agrícola y la seguridad alimentaria.
«Tenemos la tecnología para resolver los problemas que afectan el sustento de muchas personas», dijo el profesor Jones. «Las enfermedades de los cultivos reducen los rendimientos y requieren la aplicación de fitosanitarios, y este ensayo de campo muestra que es posible una agricultura más sostenible».
Este nuevo gen resistente al tizón tardío introducido en Maris Piper ofrece la promesa de aumentar su fuerza de cultivo, e incluso la posibilidad de evitar el uso de fungicidas químicos en su cultivo en conjunto.
El profesor Jonathan Jones sostiene una papa cultivada en su mano derecha, y en su izquierda una papa silvestre que es la fuente de uno de los genes de resistencia utilizados en el experimento. Imagen: Steve Adams
Introducido por primera vez en 1966, Maris Piper fue el resultado de un programa de crianza de papas con sede en Cambridge. El beneficio clave de esta nueva variedad papa fue su resistencia a los nematodos del quiste de la papa. Ahora, bastante común en los supermercados del Reino Unido, Maris Piper es considerada un buen «todoterreno», y es particularmente popular para hacer chips y papas fritas.
Además de la resistencia al tizón, en las pruebas de campo del próximo año la variedad modificada de Maris Piper tambié tendrá características para mejorar la calidad del tubérculo. Dos genes se “apagaran” en la planta, un proceso conocido como «silenciamiento génico».
Uno de ellos tiene como objetivo hacer que el nuevo cultivo sea menos propenso a los daños por hematomas o machucones (un problema que actualmente causa pérdidas de alrededor de £ 200 por hectárea), lo que facilita asegurar que las papas cumplan con las especificaciones de calidad del consumidor. El segundo podría reducir el ennegrecimiento y la formación de acrilamida cuando las papas se cocinan a altas temperaturas, por ejemplo, al freír papas fritas.
Este trabajo se lleva a cabo con una subvención de la Iniciativa de Horticultura y Papas (HAPI), es financiada por el BBSRC, y se ejecuta en asociación con Simplot Plant Sciences en Estados Unidos y con BioPotatoes Ltd en el Reino Unido.