En toda África un ejército de orugas hambrientas destruye las flores y las vainas del caupí, una variedad de poroto (frijol) muy cosechado en ese continente. Las pérdidas pueden llegar al 80% de este cultivo alimentario base si no se toman medidas. Pero las víctimas reales son los pequeños agricultores africanos que alimentan a sus familias en granjas de menos de 2 hectáreas. El próximo año, tendrán la opción de cultivar caupíes que sean resistentes a una de estas plagas, y serán entregados en forma gratuita al ser un desarrollo público.
Un equipo de científicos reportó recientemente en la revista Plant Cell Tissue and Organ Culture que han modificado genéticamente el caupí, una de las fuentes más importantes de proteína vegetal para familias rurales en el África subsahariana, para que este produzca una proteína de Bacillus thuringiensis (Bt), que protege contra el barrenador de la maruca que ataca al caupí. La proteína Bt se ha usado como un pesticida orgánico durante varias décadas, pero a menudo no está disponible o es demasiado costoso para los pequeños agricultores.
El caupí Bt (que expresa la proteína en la misma planta) podría rendir hasta un 25% más que otras variedades de caupí, dijo TJ Higgins, científico investigador de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organization (CSIRO), quien dirigió este trabajo.
El caupí Bt podría lanzarse el próximo año, sin costo alguno, para los agricultores de Nigeria, Burkina Faso y Ghana. En 2009, Higgins comenzó a trabajar con colegas y autoridades en África Occidental para desarrollar la aprobación regulatoria para el caupí Bt.
«Muchos agricultores africanos no tienen que pagar por la semilla, y tampoco tendrán que pagar nada extra por el caupí Bt», dijo Higgins. «Podrán guardar la semilla y volver a sembrarla el año siguiente. No hay costos adicionales porque este trabajo ha sido financiado públicamente durante todo el proceso».
Este trabajo fue apoyado inicialmente por la Fundación Rockefeller y luego fue financiado de manera consistente por más de una década por USAID, la principal agencia del gobierno de los Estados Unidos que trabaja para terminar con la extrema pobreza mundial.
El Dr. TJ Higgins es parte del proyecto global para mejorar la producción de caupí en África.
«Tengo que tener múltiples genes de resistencia al barrenador de la cápsula, no solo uno», dijo Higgins. «Siempre existe el riesgo de que los insectos acumulen resistencia si solo tienes un mecanismo de acción, una flecha si lo deseas, me gustaría tener dos o tres flechas. En este estudio, hemos agregado otra flecha para el repertorio».
El caupí es uno de los cultivos huérfanos del mundo, a pesar de que al menos 200 millones de personas dependen de él como fuente de proteínas y energía, dijo Higgins. «Este cultivo es descuidado por las empresas comerciales porque, si bien es un cultivo importante, es importante para algunas de las personas más pobres del mundo», dijo Higgins. «La financiación sostenida de USAID es realmente milagrosa, y fue muy necesaria para hacer realidad estas nuevas tecnologías difíciles de diseñar y llevarlas a los agricultores del mundo en desarrollo».
Higgins dijo que todos están comprometidos con la protección de esta tecnología a través de la administración o las prácticas que ayudan a prevenir que los insectos desarrollen resistencia. Los planes de manejo han sido desarrollados para los agricultores por la African Agricultural Technology Foundation, una organización sin fines de lucro que facilita las alianzas para entregar tecnologías agrícolas a los pequeños agricultores.
Los mejoradores de caupí también se han comprometido a incorporar la proteína Bt en sus mejores líneas para garantizar que esta tecnología se mantenga al ritmo de las mejoras de rendimiento del mejoramiento convencional.
Del mismo modo, “Realizing Increased Photosynthetic Efficiency” (RIPE), un proyecto de investigación destinado a aumentar el rendimiento de los cultivos mediante la mejora de la fotosíntesis, trabajará con Higgins para incorporar las tecnologías de mejora de rendimiento del proyecto en caupí Bt.
«Existe una creencia generalizada de que solo las grandes compañías de biotecnología pueden entregar valiosos cultivos transgénicos a los pequeños agricultores», dijo el director de RIPE Stephen Long, profesor de ciencias de cultivos y biología vegetal en el Instituto Carl R. Woese de biología genómica en la Universidad de Illinois. «Esta colaboración del sector público entre Australia, Nigeria y otros países del oeste de África muestra que con un apoyo modesto estas tecnologías pueden llegar a algunos de los agricultores menos acomodados del mundo, de hecho, aquellos en los que un aumento del 25% puede ser la diferencia entre insuficiente o suficiente comida para sus familias».