Dada las extremas condiciones que la Antártica ofrece, la biodiversidad que existe en aquella zona es bastante escasa. Sin embargo, algunas plantas han desarrollado cualidades inéditas que pueden ayudar, entre otras cosas, a mejorar la salud humana o desarrollar cultivos agrícolas más resistentes a condiciones extremas. En este contexto, científicos chilenos han descubiertos dos plantas antárticas que contienen moléculas que les permiten tolerar la radiación ultravioleta.
El decano de la Facultad de Química y Biología, Gustavo Zúñiga, es uno de los científicos más respetados de nuestro país. Él ha liderado, por varios años, diversas expediciones a la Antártica y en conjunto con expertos del laboratorio de Fisiología y Biotecnología Vegetal de la Universidad de Santiago, descubrieron que dos especies, como lo es el pasto antártico (Deschampsia antarctica) y el clavel antártico (Colobanthus quintensis) tienen moléculas que evitan daños a la estructura celular del ADN en los seres humanos.
Este equipo trabaja junto al Instituto Antártico Chileno (Inach) desde 1992 en la Antártica. En un comienzo y por más de diez años han trabajado con especie deschampsia, pero hace algún tiempo tuvieron acceso a colobanthus; el cual decidieron llevar muestras a sus instalaciones, donde se inició un proceso de investigación profundo.
“Iniciamos un cultivo de colobanthus en condiciones controladas de laboratorio, esas condiciones nos permitió hacer estudios que nos llevaron a identificar que la planta tolera la radiación ultravioleta. Es decir, son moléculas que pueden filtrar la radiación. Hemos identificado los mecanismos que la planta usa”, explicó el experto.
En la misma línea, comentó que luego de iniciarse el proceso inicial molecular, hubo una proyección sobre en qué tipo de cosas se podría utilizar y llegaron a la conclusión de que “se pueden generar filtros naturales que pueden ser usados en distintos ámbitos de la estética y salud. Uno de ellos tiene que ver con la salud para los humanos, en términos de proteger la radiación ultravioleta que nos afecta”, señaló.
El arduo trabajo de identificación
El trabajo de los científicos nacionales comenzó hace más de una década, donde se empezó a estudiar los efectos de la ración ultravioleta en las plantas antárticas, pero fue hace pocos años que lograron hacer reproducir la especie colobanthus, donde consiguieron multiplicar la especie de forma considerable. Un aspecto relevante de la investigación, fue una tesis doctoral que hizo un estudiante de Biotecnología llamado Rodrigo Contreras. Él comenzó a investigar que si estas plantas, que estaban en una condición ajena a la radiación ultravioleta, eran capaz de tolerar niveles ultravioletas. Los resultados arrojaron que sí eran capaces y que además no habían daños importantes en su estructura. “A partir de esta investigación surgió el descubrimiento de estas moléculas especiales y, en el contexto del trabajo que hacemos en la Antártica, siempre hemos hecho mediciones con el fin de descubrir nuevas propiedades que normalmente en las plantas no son comunes”, explicó el doctor Gustavo Zúñiga.
“Las plantas que tiene América Latina desarrollan estrategias que les permiten responder de manera muy rápida y eficiente a los cambios que se producen. Estas plantas, colobanthus quintensis y deschampsia antarctica, se exponen a la radiación ultravioleta cuando quedan libres de la nieve que las cubre durante el largo invierno y las intensidades ultravioletas suelen ser altas cuando las plantas están creciendo”, relata el científico que se sorprende con las características de adaptación que tienen estas especies antárticas.
Además declaró que ambas especies han aumentado su cantidad en la Antártica, a pesar de las restricciones de ultravioleta y del calentamiento global. “Esas condiciones que hoy en día existen, en la teoría debiese tener un efecto negativo, sin embargo, la práctica dice que no es así y están respondiendo bien a lo que ocurre a su alrededor”, explicó el decano de la facultad de Química y Biología, Gustavo Zúñiga.
A su vez, dijo que estas plantas se comportan de una forma distinta a las demás, puesto que sus condiciones son más restrictivas, ya que “crecen a una temperatura mucho más baja de lo que crece el común de plantas de otros lugares y en un periodo corto de tiempo, tienen que ser muy eficientes en producir reservas cuando están bajo la nieve durante tantos meses. Lo que podría tener un efecto negativo en otras plantas. Sin embargo, estas viven, crecen y mantiene una actividad importante en la región”.
Los desafíos de la ciencia nacional en la Antártica
Si bien ha aumentado las expediciones chilenas a la Antártica, otros países llevan la delantera en esta materia, como es el caso de Argentina o Brasil. Gustavo Zúñiga asegura que ellos buscan contribuir al conocimiento desde Chile en relación a cómo las especies vegetales responden al complicado ambiente en que están inmersas.
“En la actualidad estamos involucrados en proyectos relacionados con el calentamiento global, pero tratamos de aplicar el conocimiento que tenga algún tipo de aplicación práctica. Porque lo que se busca es que si esta información puede ser utilizada para incorporarla en cultivos, que en general son susceptibles a condiciones extremas como las que se producen en la antártica, será importante para investigaciones futuras”, explicó.
Aunque los trabajos de esta expedición no se detienen y hoy en día están investigando las consecuencias del calentamiento global en la vegetación antártica y qué tipo de moléculas producen las plantas para enfrentar las condiciones climáticas.