Científicos de Israel trabajan en un proyecto europeo dirigido a desarrollar el tomate perfecto: requeriría un 90% menos de riego que las variedades ordinarias, sería extremadamente resistente a la sequía, y también tendría buen sabor, textura agradable y un rendimiento productivo estable.
Alrededor de 40.000 plantas de tomate de 200 variedades diferentes están siendo cultivadas como parte del experimento.
Tomates hambrientos de agua
Para algunos de ellos, la vida es dura. Sólo recibieron agua durante tres semanas al comienzo de la temporada, y pasaron el verano largo y caluroso sin riego.
«Las grandes plantas de tomate que ves detrás de mí tienen agua. Es un hecho muy básico que los tomates que consiguen una buena nutrición y agua crecerán más grandes» explica Amit Koch, científico de plantas de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
«Pero queremos ver qué plantas de tomate todavía pueden dar buenos rendimientos sin riego y sin agua para que podamos (identificarlos y) pasar a otros experimentos».
Encontrar una forma de desarrollar tomates tolerantes a la sequía es uno de los objetivos de este proyecto europeo de investigación.
Tomates silvestres
«Nuestro enfoque es utilizar la biodiversidad natural con el fin de identificar rasgos que provienen de especies silvestres, que están relacionados con las plantas centrales, y la transferencia de estos rasgos a través de medios convencionales hacia tomates modernos, logrando así un tomate que tiene los rasgos antiguos más un bono de rasgo adicional que proviene de las especies silvestres «, explica el coordinador del proyecto Daniel Zamir de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Para convertirse en una realidad en el mercado, los tomates tolerantes a la sequía deben cumplir primero con ciertos criterios.
Cada temporada, unas 700 variedades son evaluadas dentro de un laboratorio. Con el tiempo, los científicos han construido una colección de semillas de 12.000 diferentes variedades de tomates.
Sabor, textura y color
«El sabor es muy importante. También tratamos de obtener un alto contenido de azúcar, así como diferentes sabores y aromas. Y tratamos de enfocarnos en el color», dice Matan Oved, científico de plantas en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Una vez que los candidatos prometedores son identificados, su ADN es cuidadosamente estudiado. Las plantas con características genéticas específicas se cruzarán con especies silvestres para crear nuevas variedades.
El biotecnólogo Yael Goldberg de la Universidad Hebrea de Jerusalén explica: «Estamos examinando cientos de muestras de ADN. Y de esos cientos de muestras de ADN podemos ver cuáles son resistentes, cuáles son fuertes y van a ser los buenos tomates al final, y así podemos continuar con esas líneas específicas y reproducirlas».
Se están aplicando investigaciones similares para desarrollar variedades no sólo resistentes a la sequía, sino también a plagas y enfermedades que también afectan adversamente los rendimientos del tomate.