La población mundial no para de crecer, así que es imprescindible asegurar que habrá suficiente suministro de alimentos para todos. Una investigación afirma que la productividad de los cultivos de maíz modificados genéticamente en EEUU ha aumentado un 1,8% de media desde 1990
A medida que aumenta la población mundial, los agricultores, economistas y responsables políticos necesitan saber urgentemente si la producción de alimentos será capaz de soportar el ritmo de la demanda. Eso es justo lo que intenta responder la investigadora de ENSTA ParisTech (Francia) Mariam Barry junto a varios compañeros.
El equipo ha analizado el rendimiento del maíz híbrido en EEUU desde 1985 y su correlación con las tendencias de las patentes de biotecnología para nuevas variedades. La hipótesis es que estas patentes se podrían utilizarse como un indicador de la productividad alimentaria.
Los miedos sobre la escasez de suministros alimenticios no son nuevos. En 1798, Thomas Malthus predijo que el crecimiento de la población superaría nuestra capacidad de cultivar alimentos, lo que daría paso a una inevitable hambruna generalizada. Su predicción nunca se cumplió gracias a la Revolución Industrial, que mejoró enormemente los rendimientos.
La producción de alimentos sufrió otro cambio drástico a mediados del siglo XX. En este caso, la Revolución Verde, que fue el resultado de la adopción masiva de pesticidas, herbicidas y fertilizantes, junto con una mayor mecanización. Gracias a ella, se produjo otro aumento constante de la productividad de muchos cultivos.
Más recientemente, la revolución biotecnológica ha comenzado a tener un impacto. Los organismos modificados genéticamente ya dominan muchos cultivos en Estados Unidos y se cree que están aumentando la productividad (aunque otras partes del mundo son más prudentes con el despliegue de la tecnología).
El maíz híbrido representa una parte importante del suministro de alimentos de Estados Unidos. Los híbridos se cultivan a partir de dos o más líneas parentales consanguíneas y pueden ofrecer importantes ventajas frente a sus padres. Los beneficios de los rendimientos por hectárea suelen figurar en los documentos de patentes y en las citas posteriores.
Así que el equipo de Barry recopiló estos datos al minar todas las patentes que mencionan el maíz híbrido desde 1985 y los ha comparado con datos sobre las mejoras del rendimiento. Su objetivo consistía en comprobar si las mejoras reportadas coinciden con las observadas en el mundo real.
Resulta difícil obtener datos precisos del mundo real, pero una fuente importante de información procede de las concesiones de tierras universitarias de EEUU. Algunas instituciones educativas recibieron tierras del Gobierno de Estados Unidos durante el siglo XIX para financiar su futuro desarrollo. Muchas las cultivan, y algunas ofrecen cifras del rendimiento de sus cosechas con muchos años de antigüedad.
El equipo de Barry recolectó los datos de las universidades de tres estados del país, Ohio, Kentucky e Illinois. Los conjuntos de datos abarcan desde mediados de la década de 1990 hasta el presente y son mucho más detallados que los datos de patentes disponibles y otras fuentes. Incluyen la marca de semilla utilizada, junto con los rendimientos logrados y varios detalles más. Finalmente, los investigadores compararon los datos de las patentes con los rendimientos del mundo real para evaluar su valor predictivo.
Después de examinar los resultados, los investigadores afirman que el rendimiento del maíz híbrido está mejorando a buen ritmo. «Varios indicadores distintos, como patentes, datos de pruebas de campo y modelos predictivos, indican índices de mejora parecidos de entre el 1,2% y el 2,4% anual», señala la investigación. Por su parte, la población mundial está creciendo a una tasa de alrededor del 1,1% anual.
Por lo tanto, la productividad de maíz en EEUU está posicionada para aumentar y el ritmo encaja con el de otras mejoras anteriores. Medida en bushels (una medida de peso típica en EEUU) por acre, la productividad media del maíz en los Estados Unidos se multiplicó por cinco 1940 y 2015. Aunque no se sabe si este aumento se replica en otras partes del mundo.
Pero la capacidad de predecir la productividad futura a partir de los datos de patentes parece menos clara. Los investigadores afirman que hasta 2008, los datos de patentes concordaban con el ritmo de aumento observado en el mundo real. Pero a partir de entonces, algo cambió. Una posibilidad es que en ese momento, el mundo de los alimentos modificados genéticamente empezó a estar dominado por un puñado de empresas, como Monsanto y Syngenta. Y la práctica de patentar semillas se ha convertido en una cuestión ética. Estos factores pueden estar detrás del cambio en en la tendencia de patentes.
Es un trabajo interesante que arroja luz sobre el complejo mundo de la producción de alimentos. Es evidente que la capacidad de ofrecer alimentos suficientes es una de las prioridades más importantes de la humanidad. Este trabajo revela lo difícil que resulta medir la productividad y analizarla en el contexto de una economía avanzada. Sin embargo, muchas partes del mundo la escasez de alimento sigue siendo un gran problema. Así que falta por ver cuán difícil será hacer este tipo de análisis a escala global, algo que necesitamos desesperadamente.