Hoy 23 de junio se lanza en Estados Unidos la película “Food Evolution”, narrada por el famoso científico Neil de Grasse Tyson, en la cual se analiza desde una mirada basada en la ciencia (con entrevistas a diversos científicos, periodistas y activistas) el caso de los cultivos transgénicos y la oposición que enfrentan a nivel global. En este documental se incluye el caso de la papaya de HawaIi, que se salvó de desaparecer debido a un virus sin cura en la década de 1990’s, y esto gracias a la ingeniería genética.
Todo comenzó con pulpa podrida. Al cortar la piel verde de una papaya hawaiana normalmente produce una pulpa jugosa de color naranja, que es cremosa en su consistencia y dulzura. Pero a principios de la década de 1990, un agricultor hawaiano en su lugar encontró trozos de pulpa blanquecina y seca en su fruta recién cosechada. En la piel había manchas descoloridas parecidas a anillos diminutos.
Era una señal de problemas para cientos de agricultores de papaya hawaiana que, durante los próximos años, perderían campo tras campo de su cultivo, un sector agrícola que en conjunto sumaba 11 millones de dólares. El culpable era un virus incurable conocido virus de la mancha anillada de la papaya (PRSV).
En 1992, Dennis Gonsalves, un fitopatólogo en la Universidad de Cornell, que creció en la región hawaiana más afectada por el virus, se le ocurrió una idea, hasta aquel entonces desenfrenada, para detenerlo. Quería “vacunar” el cultivo de papaya contra el virus utilizando ingeniería genética. Para ello, Gonsalves y otros dos científicos (su esposa Carol Gonsalves y David R. Lee) abrieron el genoma de la papaya y cuidadosamente introdujeron un gen del virus PRSV en su código genético.
Dennis Gonsalves, el fitopatólogo de la Universidad de Cornell que desarrolló la papaya Rainbow en Hawaii.
Después de varios años de trabajo, Gonsalves y su equipo crearon una planta de papaya transgénica que era genéticamente resistente al virus de la mancha anillada. Los cultivos de los Gonsalves florecieron en granjas que habían sido diezmadas por el virus. Hoy en día, sus frutos, que llamaron “papaya Rainbow”, domina las exportaciones de papaya de Hawái.
«Salvamos la industria de la papaya», dice Gonsalves en una nueva película narrada por el famoso científico y divulgador Neil de Grasse Tyson llamada «Food Evolution«, que se estrenará hoy 23 de junio. «Eso es todo».
Esta no era la primera vez que los científicos intentaban mejorar una fruta modificando su ADN con ingeniería genética. En 1994, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) aprobó la marca Flavr Savr de tomate, que los científicos habían modificado genéticamente para durar más tiempo al “silenciar” un gen responsable de la maduración del fruto. Pero la papaya Rainbow representó la primera vez que la técnica tuvo mucho éxito.
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Sin embargo, en vez de acabar con una tormenta, como el nombre de la variedad de papaya podría sugerir, la papaya Rainbow desencadenó su propia tempestad.
Ensayo de campo con papaya transgénica (al medio) y papaya convencional (bordes). Imagen: GMO Pundit.
«Food Evolution» se sumerge en la controversia que rodea a la modificación genética, y se abre con una escena de 2013 en el piso del Consejo del Condado de Maui. En ese momento, la miembro del consejo Margaret Wille presentaba un proyecto de ley para prohibir los cultivos transgénicos en la Isla Grande de Hawaii.
Trailer del documental Food Evolution
Punto cero para los alimentos transgénicos
«Estamos en un momento clave en la historia de esta isla», dijo Wille en el consejo del condado de Maui en septiembre de 2013. «Tenemos la oportunidad de actuar, de hacer algo, de hacer historia en esta isla. Hagamos de esta isla un modelo para el resto del mundo».
La prohibición propugnada por Wille recibió más apoyo vocal que cualquier proyecto de ley que el concilio había considerado previamente, más aún que sus «permanentes ofertas populares para despenalizar la marihuana», según una historia de Amy Harmon en el New York Times en 2014.
Activistas anti-transgénicos de todo el mundo fueron video-conferenciados en la audiencia para hablar en apoyo de la prohibición. Los científicos, por otro lado, no recibieron tanto tiempo para hablar.
Los productores de papaya expresaron una firme oposición al proyecto de ley, lo que obligó a Wille a modificarlo para excluir a la fruta. Esencialmente, eso significó que la papaya Rainbow fue eximida de la prohibición, mientras los agricultores se registraran en el condado y pagaran una cuota anual de $100 dólares.
«Nos tratan como si fuéramos criminales», dijo a Times en 2013 el presidente de la asociación de productores, Ross Sibucao.
La prohibición fue aprobada y se convirtió en ley en 2014, pero posteriormente entró en una especie de limbo legislativo. En 2015, el gobierno federal sugirió que podría anular la prohibición, y enviarla a la Corte de Apelaciones de los EE.UU. para el debate. Al año siguiente, un juez federal eliminó la legislación, y decidió que los condados de Hawai no podrían promulgar sus propias prohibiciones de transgénicos.
Pero el debate sobre los transgénicos en Hawai desató una cascada de proyectos de ley en todo el país que tenían como objetivo limitar o prohibir los alimentos elaborados con ingredientes transgénicos. Más de 20 estados, incluyendo California, Florida y Nueva York, tienen activas campañas anti-transgénicos; en muchos de ellos los activistas han presionado para que la legislación prohíba los productos o estos requieran ser etiquetados. El año pasado, Barack Obama firmó la primera ley nacional de etiquetado de transgénicos en Estados Unidos, la cual demanda que los fabricantes de alimentos listen cualquier ingrediente transgénicos en sus productos.
Lo que los científicos afirman sobre los transgénicos
La mayoría de los grupos científicos apoyan los alimentos transgénicos, citando decenas de estudios que afirman que estos cultivos son seguros para el consumo humano.
Organizaciones como las Academias Nacionales de Ciencias de Estados Unidos, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y la Comisión Europea han proclamado públicamente que los alimentos transgénicos son seguros para comer. Un gran estudio de 2013 sobre los cultivos transgénicos tampoco encontró «peligros significativos directamente relacionados con el uso de cultivos genéticamente modificados». El verano pasado, Soylent, el productor de la bebida de sustitución de comida favorita de Silicon Valley, anunció orgullosamente que fabrica sus bebidas con ingredientes transgénicos.
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Varios científicos también han argumentado que casi todos los alimentos que comemos hoy han sido modificados genéticamente de alguna manera. Durante miles de años, los agricultores han escogido a mano los rasgos que desean ver en sus cultivos, seleccionado y cruzando plantas, por ejemplo, con frutos más dulces y semillas más pequeñas hasta llegar a muchas de las frutas y verduras que comemos hoy en día.
Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), los siguientes productos cultivados en ese país están genéticamente modificados: 94% de la soja; 92% del maíz; 94% del algodón; 95% de remolacha azucarera (una de sus principales fuentes de azúcar); 90% del aceite de canola (comúnmente utilizado en alimentos preparados y para freír); y el 77% de las papayas hawaianas.
[A nivel global, el 80% de la soya, casi el 70% del algodón, un 33% del maíz, y un 25% de la canola son cultivos transgénicos]
«Espero que la gente se despierte un día y se dé cuenta, ‘Hey, casi todo esta genéticamente modificado’ – está en el aire, en nuestros cuerpos, en nuestra medicina. Tal vez podamos superar la controversia sobre los alimentos transgénicos» dijo el genetista George Church el año pasado.
Gonsalves está de acuerdo. «Hicimos la investigación y me apoyo en esta», dijo.