Recientemente el Grupo de Trabajo sobre Seguridad Alimentaria Global de la Sociedad Internacional de Patología Vegetal publicó un documento de posición sobre los cultivos transgénicos en la revista Food Security.
Se propone un enfoque objetivo para la evaluación del potencial de la modificación genética (GM) para reducir el impacto de las enfermedades en los cultivos. La adición de la tecnología GM a la caja de herramientas de los fitomejoradores facilita la introducción de genes en los programas de mejoramiento bien definidos, mientras que también permite el acceso a genes de una gama muy extensa de organismos.
Se menciona que los cultivos transgénicos pueden hacer una contribución adicional a la seguridad alimentaria, pero su potencial ha sido motivo de controversia, a veces debido a visiones de que los transgénicos son riesgosos y no son naturales. El estudio afirma que esto no tiene fundamento fáctico, ya que la tecnología transgénica en cualquier lugar donde es adoptada, es ampliamente regulada y no hay evidencia de consecuencias adversas para la salud humana.
Los beneficios potenciales de los cultivos transgénicos podrían ser particularmente valiosos para el mundo en desarrollo, pero existen numerosas limitaciones. Estas incluyen el costo, los sistemas inadecuados de suministro de semillas, la renuencia a adoptar tecnología desconocida, preocupación por los mercados, insuficiencia de los sistemas locales de regulación, falta de coincidencia entre la investigación y las necesidades de los productores, y recursos técnicos limitados.
Además se afirma que el menor coste de los nuevos métodos de edición génica facilitar el acceso a estos cultivos más allá de las corporaciones multinacionales. Hasta el momento, según los investigadores, hay pocos ejemplos de la utilización de resistencia basada en transgenia para enfermedades de plantas. Mencionan 2 casos, la papaya GM resistente al virus de la mancha anular y los plátanos resistentes a la marchitez causada por Xanthomonas. Se agrega que en el mundo en desarrollo hay muchos otros casos potenciales cuyo progreso está impedido por la ausencia de regulación adecuada en bioseguridad.
Se concluye finalmente que existe un potencial sin explotar para el uso de tecnología GM a fin de introducir resistencia a enfermedades. Se recomienda un enfoque objetivo para movilizar este potencial, y hacer frente a los graves efectos de las enfermedades de plantas en la seguridad alimentaria.