Una investigación internacional dirigida por la Universidad Nacional de Australia (ANU por sus siglas en inglés) ha descubierto cómo las plantas, como el arroz y el trigo, detectan y responden al estrés por sequía extrema, en un avance que podría conducir al desarrollo de cultivos tolerantes a la sequía de próxima generación.
El investigador principal, el Dr. Kai Xun Chan de la Escuela de Investigación de Biología de la ANU, dijo que el equipo descubrió una enzima que detecta las condiciones adversas de sequía y luz solar, y el cómo funciona a partir de niveles atómicos hasta los globales de la planta.
«El sensor en las hojas de la planta está constantemente detectando el estado de su entorno en cuanto a los niveles de agua y luz,» dijo el Dr. Chan.
«El sensor es capaz de detectar cuando las condiciones se vuelven desfavorables, como por ejemplo durante el estrés por sequía extrema, cambiándose así mismo en una forma distinta y actividad alterada”.
«Esto pone en marcha una ‘alarma de incendio’ en la planta, diciéndole, por ejemplo, que responda a la sequía fabricando compuestos químicos beneficiosos. Pero en el campo, esto puede ocurrir demasiado tarde cuando la planta ya ha sufrido daño”.
«Si podemos conseguir que la alarma suene con los primeros signos de déficit de agua, podemos ayudar a la planta a sobrevivir sequías severas» afirmó el Dr. Chan.
Más cultivos tolerantes a la sequía son cruciales para ayudar a garantizar la seguridad alimentaria mundial y puede reducir el impacto de la sequía sobre la economía nacional. Un informe de 2015 del Consejo Climático encontró que el PIB australiano cayó un 1% debido a la sequía y la baja producción agrícola en 2002 y 2003.
La sequía golpea normalmente al trigo en la etapa de floración y semilla, lo cual es crítico para determinar el tamaño de la cosecha de un cultivo.
Mediante la activación más rápida de la alarma del sensor durante una temporada seca, la planta puede activar contramedidas en sus hojas para evitar la pérdida innecesaria de agua y asegurar que la planta sobreviva hasta la lluvia.
«Estamos muy entusiasmados con las posibles aplicaciones de esta investigación, que van desde modificaciones genéticas y variedades vegetales a la elaboración de un aerosol químico que se diriga directamente a este sensor para activar la alarma en las plantas,» dijo el Dr. Chan.
«Esto podría salvar los cultivos y garantizar que produzcan mayores rendimientos. El aerosol químico proporcionaría una forma innovadora para reducir el impacto de la sequía.»
El trabajo del Dr. Peter Mabbitt y Profesor Asociado Colin Jackson de la Escuela de Investigación de Química de la ANU, usando las instalaciones de rayos X en el sincrotrón de Australia, permitió al equipo crear un modelo 3D de la enzima-sensor.
El Dr. Chan dijo que van a utilizar este modelo y un programa computacional para identificar compuestos químicos candidatos que respondan bien con la estructura de la enzima.
«Este trabajo será una cuestión de encajar una pieza del rompecabezas», dijo el Dr. Chan.
«Dentro de dos años, esperamos identificar compuestos potenciales para un aerosol químico que va a rescatar el rendimiento de los cultivos. Entonces tendríamos que perfeccionar un compuesto en consulta con los agricultores y otros actores de la industria”.
«Ya hemos recibido financiación del ‘Connect Ventures Discovery Translational Fund’ de la ANU para este proyecto de seguimiento.»
El estudio fue apoyado por fondos del ARC Centre of Excellence in Plant Energy Biology. También incluyó colaboraciones australianas e internacionales con la Universidad de Australia Occidental, Universidad de Birmingham y la Universidad de Colonia.