La ex asesora de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos, Nina Fedoroff, ha resaltado en un artículo de opinión la seguridad de los cultivos modificados genéticamente y su importancia para la seguridad alimentaria mundial. El texto ha sido publicado en la revista de revisión científica Agriculture & Food Security. La experta advierte del riesgo que tiene la falta de información pública y los intereses políticos sobre la percepción y el progreso de esta tecnología.
“Los cultivos transgénicos son, posiblemente, los nuevos cultivos más seguros que han sido introducidos en la cadena alimentaria humana y animal (…) La ciencia evidencia de forma abrumadora que los alimentos modificados genéticamente que están actualmente en el mercado son tan seguros, o más, que los alimentos no biotecnológicos”, resalta Nina Fedoroff.
En el artículo explica que la población se ha multiplicado por siete en los últimos dos siglos y que este incremento seguirá estable en los próximos años. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) la producción de alimentos debe aumentar un 70% para el año 2050 para poder hacer frente al incremento poblacional. Un reto que, según la experta, las prácticas actuales no son suficientes ya que se necesita producir más usando la misma cantidad de tierra y menos recursos como energía, agua o productos químicos.
“La revolución genética molecular de finales del siglo XX que provee los métodos precisos para el desarrollo de OMGs es la tecnología más crítica para afrontar estos desafíos”, afirma Nina Fedoroff. En esta línea también resalta el papel de los cultivos modificados genéticamente para combatir los efectos del cambio climático en la agricultura y para luchar contra la desnutrición global. En el texto recopila datos sobre la experiencia de éxito mundial en el cultivo de semillas biotecnológicas.
El artículo recoge que actualmente más del 90% de los agricultores que cultivan semillas biotecnológicas son pequeños agricultores de escasos recursos. Además, resalta que la experiencia ha demostrado que estos cultivos han reducido el uso de pesticidas en un 37%, han aumentado los rendimientos de los cultivos en un 22% y han incrementado los ingresos de los agricultores en un 68%.
Puedes acceder al texto completo del artículo en http://www.agricultureandfoodsecurity.com/content/4/1/11
Fuente: Fundación Antama ()