Luego que el Centro de Biotecnología Vegetal de la Universidad Andrés Bello, tuviera como antecedente que la desertificación del territorio chileno avanza 300 metros por año hacia el sur, estudiaron cómo el estrés abiótico -producido por el medio ambiente- afecta las plantas.
El estudio se enfocó en averiguar cómo enfrenta la flora el estrés por falta de agua y por el exceso de sal y de boro, condiciones que impiden el crecimiento de las plantas en el desierto.
La planta Arabidopsis thaliana, fue modificada genéticamente por los científicos a la que le introdujeron un gen de eucaliptus que es clave para soportar el estrés abiótico, colaborando a resistir periodos de sequía.
El Dr. Erwin Krauskopf, jefe del equipo de investigadores, detalló «hemos logrado que las plantas sobrevivan, en el mejor de los casos, hasta 25 días sin agua y en condiciones de salinidad equivalentes a regarlas con un tercio de la concentración de sal que contiene el agua de mar».
Ahora los científicos están concentrados en estudiar la quinoa -alimento de moda en la gastronomía- que resiste altas concentraciones de boro. Este elemento químico está presente de manera natural en los suelos y es necesario para la síntesis de la pared celular de las células vegetales, pero que en exceso impide el crecimiento de la flora en el desierto.
Los investigadores compararon el comportamiento de diferentes tipos de quinoa del norte de Chile, del altiplano y de la pampa, con otras que crecen en el sur del país, para identificar aquellos genes que se expresen en las más resistentes y estudiar si tienen alguna función en la tolerancia al estrés abiótico.
Fuente: La Nación